Redundancias que irritan al demonio
El aburrimiento es, entre otras, causa de especulación. Como no hallo mejor cosa que hacer, y en vista de que ya todo es especulable, o herramienta para especular, véase, por ejemplo, hasta una ciencia tan seria como las matemáticas se usa para predecir el futuro, o sea, para especular sobre él. Pero a lo que iba, a especular.
Pues en ejercicio del verbo. Yo creo que el demonio, será por eso de “España el brazo armado de Cristo”, nos tiene una consideración especial y, como también goza de la omnipresencia, ni estas cartas de LA NUEVA ESPAÑA pierde de vista. No tengo duda de que leyendo, por ejemplo, las del 29 del corriente, no pudo evitar una maldición, ¡estos... ya me tienen hasta...!
No se me ocurren todas las palabrotas que el demonio usó en su exclamación. Pero, el caso es que, por manifestaciones de este tipo fue que, ya tiempo atrás, debió de pensar: Es que no hay forma de acabar con estos forofos de Dios. Mira que les mando mierda y nada. Con eso de que, según ellos, los caminos de Dios son inescrutables, se tragan todo lo suyo. ¿Qué más podría hacer yo?
Esto era allá por junio del 18. Se dijo entonces: Este soplagaitas gallego no me hace ganar terreno, necesito aplicaciones más aberrantes. A ver cómo les sienta este mi discípulo homónimo del de mi enemigo.
Y ahí lo plantó.
Pero que no. Que estos españoles son necios, se dijo en enero del 20. Tengo que ser más radical.
¡Usti! Ahí se volcó, ¡qué cuadrilla nos colocó!
Como Dios, ¡de una jodida vez! (perdón) no nos eche una mano...
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