Una causa común
Las iniciativas cuyos miembros cuentan con un claro sentido de quiénes son, además un compromiso y visión clara de lo que hacen y el por qué lo hacen, con motivos que van más allá de aquellos que conciernen a su propia existencia individual, tienen el poder de generar sentimientos de comunidad, solidaridad y reciprocidad entre los que participan de ellas.
Un ejemplo muy concreto de esto es el de la Corporación Mondragón. Como es bien sabido, es un grupo de cooperativas que surge durante la posguerra española en Mondragón en un proyecto que se va fraguando en los años 40 y 50, liderado por un joven sacerdote destinado allí. Primero una escuela politécnica, luego la primera cooperativa, y de ahí hasta la creación de un conglomerado de 98 cooperativas, facturando más de 11.000 millones en 2019 y con una plantilla de más de 81.000 trabajadores ese mismo año.
¿Qué factores influyen en el éxito de la Cooperativa Mondragón? ¿Por qué es allí posible?
Recuerdo a modo anecdótico cuando mi abuela me hablaba con cierta nostalgia del fracaso de la cooperativa alimenticia Socal, de la que mi abuelo había sido presidente.
El fenómeno del éxito de la Corporación Mondragón es algo que ha sido muy estudiado, no aspiro a descubrir aquí la pólvora, sino a enumerar brevemente factores que interpreto que jugaron un papel importante en el desarrollo y éxito de la Corporación Mondragón y que quizás pueden ser transferibles a otras iniciativas.
Tradición existente: En el País Vasco ya existía una fuerte tradición de cooperativismo, que, sin embargo, había decaído debido a la Guerra Civil. La idea del modelo cooperativo no es, por tanto, una idea extraña cuando Arizmendiarrieta decide llevarla a cabo. Ya es algo que la gente puede reconocer.
Liderazgo: Se reconoce la importancia de Arizmendiarrieta, su capacidad de liderazgo, y la labor aglutinadora que supo llevar a cabo en Mondragón para sacar adelante en proyecto.
Necesidad: Las primeras cooperativas de Mondragón surgen todavía dentro del periodo de autarquía, es decir, de autoabastecimiento, dado el aislamiento político y económico de España hasta finales de la década de los 50. Esto hace que las cooperativas cubran una necesidad básica, el producir, en sus inicios electrodomésticos además de crear empleo en una época de escasez y depresión económica.
Condiciones económicas: El hecho de que el germen de la Corporación Mondragón se desarrolle en un periodo de autarquía significa que se ve libre de la competencia de empresas extranjeras.
Propósito común, interés común e identidad común: Esta condición es constituye para mí la de mayor importancia de las mencionadas.
El hecho de que en la Corporación Mondragón el desarrollo económico está ligado al bienestar y a la prosperidad de Mondragón y de los cooperativistas dota al proyecto de un propósito que va más allá del interés individual de cada persona por ganarse la vida.
Hay un sentido de proyecto de futuro en común. No hay accionistas externos y todos los beneficios se reinvierten. La Corporación Mondragón tiene su propia Universidad que invierte en el desarrollo de cooperativas.
Y, por último, pero no menos importante, hay una identidad política común, siendo Mondragón un municipio en el que el nacionalismo vasco tiene una más que amplia mayoría.
Todo lo expuesto en este punto contribuye a afianzar los principios de solidaridad y reciprocidad que rigen entre las diversas cooperativas del conglomerado y que tan necesarios son para explicar su éxito.
La pregunta ahora es, ¿cuáles de estos factores pueden replicarse, en la actualidad? ¿Cuáles pueden replicarse aquí, en Asturias?
¿Qué tipo de proyecto tiene la capacidad de hacer que unamos fuerzas para enfrentarnos a los retos presentes y que se nos avecinan? ¿Qué forma ha de tener, qué necesidades ha de cubrir, y cuál es papel del Gobierno del Principado?
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