Igualdad de oportunidades: mito y deseo
Todos deseamos que nos toque la lotería o el cupón. Para ello debemos hacer el esfuerzo de comprar el décimo o el cupón y, según el esfuerzo de comprar uno o varios, tendremos la equitativa igualdad de oportunidades de que nos toque o no. Este es el deseo, porque la realidad es que es un mito. La única oportunidad existente es la de la igualdad de los perdedores. Los cuales, siendo mayoría, no tienen ninguna posibilidad de disfrutar de su deseado sueño tras el esfuerzo realizado. ¿Cómo haremos el esfuerzo de darle una oportunidad al ser y el existir individual de las personas logrando que cada una de ellas pueda desarrollar sus capacidades para el bien general y el suyo propio en particular? El neoliberalismo dice defender al individuo disminuyendo las funciones del Estado para que la persona sea más libre. Sin embargo, ha devenido en un gran monstruo que ha olvidado la libertad individual de las personas; además, está generando la destrucción de su hábitat a la par que deja a la gran mayoría en la precariedad con la angustia existencial: ¿qué oportunidad tengo de existir siendo yo misma? Si para unas pocas plazas de empleado municipal de la limpieza se presentan miles de personas candidatas (algunas siendo graduadas universitarias) con el fin de hacer una oposición selectiva donde el objetivo es reducir el número y no encontrar los méritos adecuados a la ocupación, entonces: ¿dónde queda la igualdad de oportunidades?
Por tanto, no debe extrañarnos que intenten aparecer “contramovimientos”. Unos, perseguirán el ensueño del estado autocrático defensor de su propia oligarquía emprendedora que siempre ha oprimido y logrado la riqueza con la única justificación de que la pobreza no se reparte y que la riqueza propia no debe tener impedimentos para crecer para el bien general de la nación; otros, un estado que impida y machaque cualquier iniciativa individual emprendedora que busque el bien general; otros más populistas, un Estado colectivo que impida libertad y emprendimiento. En medio, podría haber otros ensueños, pero el atroz liberalismo global los manipula trastocándolos en no aptos. Urge un sistema de gobierno mundial que con firmeza se enfrente a la situación actual: pandemia, cambio climático, y a un desarrollo tecnológico egoísta: la Máquina; que está siendo mal usada en manos de una oligarquía que sabe que “el que triunfa se lo queda todo”. Por eso estamos en el brete de hacer las preguntas siguientes: ¿qué o quiénes mandan en la producción y regulación de las vacunas?, ¿qué o quiénes deciden darnos una oportunidad para vivir y a qué precio?, ¿dónde está la igualdad de oportunidades?
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