Reseteo espiritual
Absueltos ya nuestros pecados regresamos reconfortados del culto dominical juzgando los ajenos con más autoridad. Nuestra alma ya reseteada nos devuelve la esperanza en alcanzar la santidad una semana más, temerosos de cualquier eventualidad que pueda llevarnos a caer de nuevo y llegar al próximo domingo con renovada necesidad de perdón. A medida que avanza la semana somos más conscientes de la vulnerable humanidad de nuestra condición, sabedores de que solo llegaríamos al domingo libres de pecado si estuviéramos exentos de ambicionar desde el lunes lujo y placer.
Nuestra curiosidad nos lleva a plantearnos cuestiones intrascendentes como: ¿Si nuestra existencia careciera de continuidad más allá de esta vida, nuestro comportamiento continuaría siendo contenidamente racional o se volvería básicamente animal conscientes ya de la irrelevancia de nuestro comportamiento?
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