Señor, líbrame del Gobierno, que del virus ya me libro yo
Sabido es el dicho “Señor, líbrame de mis amigos, que de mis enemigos ya me libro yo”. Es evidente que con el tiempo transcurrido desde el inicio de la pandemia, aunque adoptemos el oficialista tras el infectódromo del 8/03/2020, ya sabemos quién es nuestro ¿amigo?
El ¿amigo?, por supuesto, no es el de la canción de Alberto Cortez, es el que nos lleva mintiendo desde que mintiendo tomó las riendas del Gobierno.
Es el que nos lleva mintiendo desde que, diciendo que había un virus, aquí no llegaría y estábamos superpreparados.
Es el que nos lleva mintiendo con el número de muertos y con una sinvergobernanza que no te deja ver a tus padres pero sí ir a los mítines catalanes.
Pero también conocemos al enemigo viendo la doble cara del ¿amigo? Sabemos que te proteges del virus con las mascarillas que el ¿amigo? decía que no te pusieras.
Sabemos que te proteges del virus con la distancia, pero la distancia es el olvido y las promesas se rompen según se crean (ERTE que no se cobran, impuestos que no se reducen, avales imposibles, moratorias de deudas en las nubes, no rebajas del coste de consumo doméstico...).
Sabemos que la batería de órdenes y contraórdenes hastía a la persona, consintiendo que los descerebrados pongan en riesgo la salud del colectivo al no ejecutarse el castigo correspondiente.
Pero, en definitiva, sabemos cómo protegernos contra el virus hasta que nos llegue la vacuna, actualmente “sine die”.
Ahora está muy de actualidad la terapia para recuperar el olfato, dado que este tercer sentido es uno de los que se pierden al infectarnos.
Seguro que ustedes saben en quién pienso para identificar como primer olor esencial. Es un olor inolvidable, lo reconocerás porque alguna vez te dijeron que “el que primero lo huele, debajo del culo lo tiene”.
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