Elecciones bajo el covid
Dentro de unos pocos días comienzan las elecciones autonómicas catalanas y, si bien parece que aplazarlas era la mejor opción debido a la situación sanitaria actual, ¿hasta cuándo deberían haberse aplazado? Pero no voy a entrar en esa discusión, el tema que planteo es el siguiente.
Desde que se comunicó la fecha electoral, muchos medios de comunicación han condenado la irresponsabilidad de esta decisión. Aunque parece que la mayoría de las personas optarán por el voto a distancia, hay quienes no tienen elección de evitar las posibles aglomeraciones ese día: los y las integrantes de las mesas electorales.
"Es una insensatez, los y las vocales estarán en las mesas en contacto con las demás personas, contagiadas o no, intercambiando sobres y respirando el mismo aire", se escucha por doquier. Y yo me pregunto: ¿en qué trabajarán estas personas que tanto se quejan?, ¿o es que han estado metidas dentro de una caja de zapatos los últimos años? ¿Acaso no es un trabajo parecido al de cualquier cajera, administrativa, camarera...? (sí, en femenino). Desde que empezó la pandemia todas habremos ido a la compra o hecho algún papeleo; de no ser así, seguramente habrán recurrido a empresas como Glovo, Delivery, Just Eat, o algún mensajero se habrá acercado a su casa. ¿Qué diferencia de exposición hay entre estos trabajadores que acabo de nombrar y los vocales de una mesa de elecciones? Por no hablar del sector sanitario y del profesorado.
Escandalizarse tanto por estar un día en un puesto de cara al público me desconcierta. Este tipo de quejas ponen de manifiesto una vez más lo que ya sabíamos: por un lado, la jerarquización de los empleos; y por el otro, que ninguna crisis en general, y mucho menos esta, en particular, nos afecta a todos de la misma manera. Está bien que yo haga la compra, que vaya a una terraza a tomar un café, que se me lleven los pedidos a casa y se me solucione el papeleo; pero yo, ¡yo!, ¿exponerme 12 horas en un puesto de cara al público? Impensable.
Para terminar, quisiera recordar que una democracia se sostiene con participación ciudadana y eso implica mucho más que ir a votar, por ejemplo, estar ahí para recoger y contar las papeletas. La calidad de dicha democracia, si queréis, la discutimos otro día.
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