Sí, pero no
Ya van ríos de tinta, cataratas de palabras en el aire y de imágenes en las pantallas, los que últimamente se han gastado con motivo de la puesta en libertad de un grupo de prisioneros políticos y de conciencia cubanos.
Gracias a la intervención, al fin decidida, del cardenal Ortega se ha conseguido que un grupo de opositores que guardaban prisión pudiera viajar a territorio libre de Europa. No todos los presos a los que se ha consultado si desean abandonar su patria han aceptado la propuesta. Son varios los que prefieren antes las condiciones horrendas de las prisiones castristas que respirar aires de liberación si ello constituye un destierro encubierto. Entre ellos se cuenta el médico Óscar Biscet, conocido como el prisionero indomable. Otros, en cambio, y en cuestión de comprender sus irrefutables razones, han optado por salir de Cuba con algunos de sus familiares. La cárcel en su país es algo insoportable e inimaginable en materia de sufrimientos. Es por ello lógico y humano que se desee dejar atrás tanta infamia.
Fue José Martí quien deja consignado que el dolor del presidio es el más horrendo de los dolores, pues seca el alma y petrifica los sentimientos. Pero con motivo de esta liberación de presos de conciencia puede algún iluso pensar que en Cuba se efectúan cambios. Nada más ajeno a la realidad. Todo este movimiento que puede parecer esperanzador no es más que una de las muchas maniobras diabólicas de los hermanos Castro. La situación política, social y económica de la isla es desesperada. Algunas naciones europeas exigen de Cuba verdaderos cambios y los Castro han encontrado en el Gobierno español, sobre todo, un abogado de oficio dispuesto a conseguirles el alivio de una situación extrema. En Cuba proseguirán las protestas y las huelgas de hambre. Los liberados han hallado, gracias al cardenal Ortega, un respiro a sus angustias infinitas, pero todo sigue igual. Se han vaciado ligeramente las prisiones, pero con ello se dispondrá de mayores espacios para meter a otros desdichados que disientan. Eso es todo lo que está pasando en la patria de Martí.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo