Quiero leer pero Oviedo no me deja
Tengo 80 años, tengo una pensión, he trabajado toda mi vida para tener cumplidos esos derechos que la Constitución me garantiza pero que yo decidí asegurarme, "por si las moscas". No viajo porque las costumbres acaban haciéndose norma y no podía permitirme esos lujos y ahora ya... Soy mujer de gustos sencillos y si tengo un vicio es el de la lectura, pero claro, ese gusto también es un lujo en estos tiempos. Leo y leo todos los días, todas las semanas. A veces me compro algún libro, otras me lo regalan mis hijos, pero mi fuente es la biblioteca de San Lázaro-Otero.
Imagínese que es usted un "runner" de esos y que después de un largo día de trabajo le dicen que no puede ir a correr, o que su único vicio es ir a "tomarse unas sidras" con sus amigos un día a la semana y un día le dicen que cierran las sidrerías (Dios no lo quiera). Son cosas tan mundanas pero que nos aportan tanta energía para seguir viviendo. Para mí, leer es esa energía que necesito para ir tirando y en estos días tan desgraciados es una forma de sortear el virus, pues me quedo encerrada en casa como me piden los políticos, con mi vicio, y solo salgo a por algo de comer y a por libros, por supuesto.
Pero un día alguien decidió que tener una biblioteca en San Lázaro no era tan importante, aunque sea la segunda de la ciudad en número de préstamos. Quizás el rédito electoral no compensa el gasto que supone. ¿Gasto? La cultura no es un gasto, es una inversión. Seguramente un "grupo de inversión" quiere recuperar su local para dedicarlo a algo que le aporte más beneficio y unos cuantos que leen no importan. ¿Y el Ayuntamiento qué hace? Pues nada, o más bien poco.
San Lázaro-Otero es un barrio empachado de promesas y mentiras. Y ahora otra más. Si hasta hoy mi biblioteca sobrevivía gracias a donaciones de particulares, es evidente que esa falta de inversión era la antesala a la decapitación de otro elemento público más que algunos usábamos. Ustedes los políticos de Oviedo dormirán bien, seguramente este cierre a ustedes les da igual y no les quita el sueño, tal vez porque no leen y por tanto no valoran la importancia de la lectura. Si leyeran es probable que fueran mejores "políticos". Ojalá estas letras que he escrito activen en sus mentes una solución útil.
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