Derecho a acoger vida
¡Que no a matar y cargarse el primer derecho del ser humano...! Esto es lo que sí mandan y legalizan desde el 5 de julio de 2010 los cánones socialistas y radicales.
Así que, una vez más, denunciar la barbarie y el «retorno a la cueva» del aborto libre. Actitud consciente e irresponsable de los poderes públicos, de esa pequeña parte de la población radical y fanática del poder, y de la inconsciencia de otra gran parte, dormida y anestesiada por la ignorancia, el engaño «apesebrado» y el poder mediatizo.
No olvidamos que esta ley, revestida de falso «positivismo» o salud reproductiva y sexual, empezó con el engaño y la farsa socialista de siempre, pues no figuraba en su programa electoral y, por tanto, no fue apoyada por el voto de la población. Fue sacada, como otras que vendrán (libertad religiosa, eutanasia, etcétera), para distraer a la población de sus verdaderos problemas económicos y «consolar a sus votantes radicales» de las mentiras ZP. Tampoco queremos olvidar, y es bueno que los padres de niños y niñas menores de edad «saquen pecho», que esta ley servirá de soporte a toda una frívola sexualidad y de género, en la que el consentimiento de hasta menores de 13 años, según ley, justifique el «placer de la prostituida bestia adulta». Como sabrán, esto ya ha pasado en Cataluña. ¡Auténtica pederastia disfrazada y... de la que no quieren saber nada!
Denunciar que en todo esto, para empezar, no hay una mínima reflexión sobre el ser humano (salvo las conocidas majaderías de la Bibiana). Es decir, partir de una antropología mínima o estudio del ser humano, que tenga en cuenta su realidad actual, para mejorarla y no para justificarla en aras a la conveniencia del voto. Esto es lo que buscan los de «todo el monte es orégano» de una sociedad sin valores ni futuro, que les funciona. Véase si no la encuesta conjunta entre Caja Madrid y la Delegación del Plan Nacional de Drogas, realizada entre edades de 15 y 64 años: el 54 por ciento apoyan aborto libre, 60 por ciento la eutanasia, 44 por ciento las relaciones homosexuales, etcétera. Según los técnicos, se deducen de esta encuesta cuatro actitudes: «Vivir sin pensar en el mañana», «arriesgarse por cosas nuevas», «vivir como a cada cual le guste» o «disponer de mucho tiempo libre»; aspectos que no hace mucho se reprochaban a los jóvenes, y que son asumidos cada vez más por todas las edades. ¡La granja deseada por políticos!
Denunciar que en el aborto se sustrae la responsabilidad del varón; que la mujer o varón a nacer se encuentra en indefensión absoluta ante sus derechos no reconocidos (sólo tienen derechos los que tienen fuerza y voz para defenderlos). Denunciar la concepción capitalista de la propiedad, inserta en el «me pertenece» como derecho absoluto a «usar y abusar», confundiendo un ser nuevo con un grano a extirpar, etcétera. Denunciar el escamoteo de las razones científicas de la vida, hartamente demostradas en fetos muy tempranos (como siempre, estos impostores enarbolan lo de la ciencia sólo cuando les interesa). Denunciar el engaño que facilita la píldora abortiva a niñas, cuando se les exige más responsabilidad en asuntos menos graves. Denunciar el negocio abortista, resultado de aquel «mimo y buen trato» entre «aborteros» y ZP.
En positivo: aparte de la permanente denuncia y la ayuda de las plataformas pro-vida, como dice J. M. de Prada: «Con el aborto entronizado como derecho, el cambio no vendrá por las leyes ni por las marionetas togadas sino por el testimonio contagioso de personas que acojan amorosamente la vida... ya lo hizo, hace veinte siglos, el patricio Filemón acogiendo como hermano a su esclavo Onésimo, en una sociedad en que... (al igual que en la trata de indios y negros) «... la esclavitud era un derecho».
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