De pie
Hubiera resultado más periodístico ¡En pie!, pero denota imposición, mientras que "de pie" nos habla de voluntad propia; la voluntad de hacerle frente a la adversidad. Dice un significativo proverbio: "¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso" (Proverbios 24:10).
No es poco el poder que hace falta frente al virus y al bombardeo de informes desmoralizadores, a las andanadas de ejemplos detestables que, como chuzos de punta, caen por todos lados; a las trampas del engaño sistematizado, que amenazan con minar el futuro en el camino del ser humano, el ser humano normal, el que fue hecho a la imagen de Dios, el que requiere de una convivencia inteligente, porque el simio evolucionado ya se va adaptando a esta selva donde la riqueza que se ha distribuido mal ha roto el futuro económico, la violencia de todo género ha espantado la confianza en la sociedad, el vecino, o el amante del alma.
Los representantes del pueblo se sirven de él con escarnio y encima hablan con aires de superioridad moral. Los que dicen ser representantes de Dios escandalizan con sus riquezas y su pederastia en Occidente, y con machismo y cruzadas terroristas desde Oriente. La justicia es timorata con el poderoso y el okupa, pero inflexible con el que no puede pagar la hipoteca. Los medios de comunicación resisten en veracidad en algún caso, pero muchos de ellos venden la carroña como modernismo, hacen leña del árbol caído o ensalzan la superficialidad.
¡Por favor!, que algunos de los héroes que se mantienen en pie sean expuestos en un escaparate público para que podamos tomar fuerzas de su ejemplo. No hace falta que sean brillantes ni exitosos, ni jóvenes y guapos, bastaría con que luchen con nobleza, con honor, con dignidad, con honradez... y hasta con amor. ¿Por qué no en este extraordinario periódico? Una nueva sección: "De pie".
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