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La verdad sobre unas muelas

11 de Agosto del 2010 - Manuel Alfonso Villa Vigil (xxx)

Tras haber sido citado judicialmente a conciliación respondo a la carta de don Juan Carlos García Palacio, publicada en LA NUEVA ESPAÑA el 29 de marzo y titulada «Problemas con un implante dental», pese a que yo no le coloqué dicho implante, sino que he sido el dentista que le diagnosticó la patología en un molar adyacente que causó la pérdida de dicho implante.

En otra carta publicada en LA NUEVA ESPAÑA del 26 de diciembre pasado, el señor García Palacio indicó sin dar nombres, pero faltando a la verdad, que ese dentista que le diagnosticó la causa del fracaso de uno de los dos implantes colocados por otro profesional (o sea, yo) le había informado de que dicha muela se había manifestado dañada a consecuencia del implante.

Además de mentir y de dar por ciertas suposiciones irreales (como un «se demostró que no hacía falta quitarle» el implante) y absolutamente gratuitas (como insinuar que los tratamientos que no resultan bien es porque no se han hecho bien), la línea argumental del señor García Palacio se basaba en una serie de falacias inaceptables, que, como responsable de los dentistas asturianos y españoles, y como catedrático en la Clínica Universitaria donde se le atendió, no podía dejar sin refutar, como así hice, para no otorgar verosimilitud a pretensiones irracionales. Por ejemplo, en su particular manera de pensar, el señor García Palacio insinuaba mediante preguntas retóricas que los presupuestos del dentista deberían cubrir cualquier complicación o patología añadida que sobreviniera posteriormente, incluidos los medicamentos que se necesitaran para tratar complicaciones, y también que había que devolver el dinero si un tratamiento fallaba (con lo que el dentista cargaría con los costes, aunque no hubiera tenido culpa y hubiera cumplido correctamente su trabajo, que, recuérdese, no conlleva jurídicamente una obligación de resultados).

Bajo la amenaza de demandarme, el señor García Palacio me conminaba a retirar mis palabras o hacerme único responsable de la repercusión de haberle llamado (dice) «deudor» y efectuado «un llamamiento para que se le considere moroso en potencia». Pero no, no es así. Nuevamente tergiversaba la verdad, porque lo que yo dije (y me ratifico en lo dicho y escrito) es que «es muy libre de no pagar y deber lo que le parezca. Como no tiene empacho en decirlo y firmarlo, supongo que los lectores de los que un día quiera ser cliente o paciente hayan tomado buena nota, para que no resulten afectados o perjudicados con su particular manera de pensar y de actuar».

Si yo dije que era libre de «no pagar y deber» no es porque yo supiera, imaginara o me inventara que no había pagado la totalidad del tratamiento recibido, sino porque él mismo dijo en su carta del 26 de diciembre que «el doctor que le colocó los dos implantes (y le extrajo uno) quiso, encima, cobrarle por los dos». Y también que «salvo que una sentencia se lo exija no voy a pagar ni un céntimo». ¿En qué quedamos? ¿Pagó (incluso más de lo debido, como ahora viene a decir) o se niega a pagar lo que le reclaman? También ha afirmado «que se negó a pagar la membrana», y «que anduvo ágil para negarse». Cuando se miente conviene tener buena memoria o tener la agudeza de revisar lo que se escribe si no se quiere quedar en tamaña evidencia.

Ahora el señor García Palacio hace unas cuentas a su manera para hacernos creer otra cosa, pero vuelve a contradecirse. Se le han puesto dos implantes, y aunque uno fallara (por causas ajenas del cirujano y al implante), se le ha ofrecido colocarle otro en su lugar (como él mismo ha reconocido), una vez resuelta la causa de dicho fallo, que radicaba en otro problema de otra muela del denunciante. (Si no quiere que le repongan el implante es decisión suya, pero no tiene legitimidad para endosarle a nadie los costes y trabajos ya realizados). También se le ha hecho un tratamiento quirúrgico con una membrana (como él mismo dice, reconociendo haberse negado a pagarla). ¿Y qué ha pagado? Pues, por lo que parece, «el coste de los dos implantes» (que alguien tendrá que pagar, y no el cirujano o la Clínica Universitaria, digo yo, puesto que no tienen culpa de su otro problema en otra muela) y el 50 por ciento de la colocación de los dos. 0 sea, según estos datos, debería el 50 por ciento de la colocación de ambos, más la membrana, más la cirugía reparadora de su flemón (que el cirujano es libre de regalarle, pero no está obligado a ello).

No puedo ni voy a entrar en las cuestiones del contrato, que ni yo sé ni él explica. Y tampoco puedo yo reconocer, como el señor García Palacio pretende, que ha pagado lo que no sólo no me consta, sino que él mismo, con sus explicaciones, evidencia no haber pagado. Si quiere proseguir con sus acciones judiciales, también es libre de hacerlo. No me atemoriza responder de mis palabras: son la verdad.

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