El periodismo, hermosa vida útil
Vayan estas reflexiones a todos los periodistas que se hayan hecho acreedores a tan digna profesión. El periodismo es una hermosa vida útil, que una sociedad moderna ha de valorar en su justa medida. Yo no soy periodista porque ahora para serlo hay que estudiar en la Universidad. Digo esto pues bastantes años atrás periodista era todo aquel que escribía en un periódico. Sin embargo, mi vocación por la escritura me vino ya superada la adolescencia a través de los periódicos. Y prueba de ello lo demuestra mi donación de más de 2.000 artículos el pasado año al archivo municipal de Siero. Pero además, esta vocación ha sido el acicate para que me llevara a escribir libros. Son nueve, de los cuales tres relativos a mi pueblo, los primeros que se escriben sobre Lugones, que sin duda servirán de apoyo muy importante para futuras generaciones que pretendan conocer la historia de este pueblo. Y no olvido la edición del catálogo sobre el benefactor este pueblo, “Tartiére en Lugones, 1880-1927”, compartido con Francisco Crabiffosse Cuesta, con motivo de la exposición promovida por el que suscribe, que tuvo lugar en la Casa de la Cultura en abril de 2007, al cumplirse el 80.º aniversario de su fallecimiento. Este acontecimiento se produjo en Lugones ante la inhibición de personas e instituciones de Oviedo que jamás se preocuparon de reflejar en un libro la vida y la obra de tan insigne ciudadano.
Debo decir que si me viera en el dilema de tener que elegir entre un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría un instante en optar por la última opción. Un periódico ha de ser una ventana abierta de par en par para el acontecer de un pueblo en su más amplio sentido: aldea, barrio, pueblo, ciudad o nación. Es el escaparate donde se han de exponer y, hasta exhibir, las inquietudes, las actividades, así como los aspectos positivos y negativos, para corregirlos, que afectan a la sociedad en general. Un periódico ha de servir a los lectores, a los ciudadanos en general, para los cuales son creados como principales destinatarios, siempre con honestidad, el mayor grado de objetividad, y con suma lealtad a la verdad.
En estas reflexiones sobre el hermoso oficio de periodista no puedo soslayar los brillantes consejos que ofreció a unos estudiantes de Periodismo el director hasta 1991 del periódico “The Washigton Post”, Ben Brandlee, quien destapó el “escándalo Watergate”. Son sabias reflexiones: “Hay que aprender y mejorar la capacidad de juicio, tener comprensión sobre las razones que mueven a las personas”. Ben Brandlee añadió: “Ser curioso, escéptico y trabajar duro. Ama tu trabajo. Detesta la dominación y no te acerques demasiado a las clases dirigentes”. Salvando las distancias, maestro, entre sus consejos habría que incluir también el estar más cerca de los que sufren y sirviendo a la verdad, sin manipulación, con gran sentido vocacional y equilibrio razonable; en verdad que el periodismo es una hermosa vida útil.
PD. Era mi intención publicar estas reflexiones en torno al 24 de enero, día de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas. Santo de la Edad Media, nacido en el ducado de Saboya en 1567 y fallecido en 1622 en Lyon, recibió este reconocimiento patronal por parte del Papa Pío XI en 1923. Sus dotes para la comunicación oral y escrita lo llevaron a ser nombrado predicador en los púlpitos de París entre 1618 y 1619.
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