¡No puede ser coincidencia!
Ayer, eran las ocho y media cuando rematé la peli. Mis ojos... qué tortura. Es que, los ojos y los riñones, me tienen hasta los... los que riman (el ripio es espontáneo). Pero bueno, que la peli iba de un majara con 23 personalidades, cuyo resultante secuestraba a tres carajitas, bonitas las tres, para mayor inri. El caso es que mis ojos no daban más y, encontrándome yo en la penumbra para tomar impulso, de pronto, oño... Me voy al oráculo de estos tiempos y ¡Joó! ¡No puede ser coincidencia! ¡23 son las personalidades del ente que gobierna en España!
Pobrecita mi Españita, qué dolor y qué penita.
Hacía tiempo que no veía un telediario, pero el momento me incitó a ello. Faculto el aparato y, lo primero: cara de piedra rústica con grieta.
O sea, lo que, en un ser humano común, identificaría yo como rostro de piel no muy tersa con aviesa sonrisa. El caso que, este... Hosti, cómo tengo hoy la cabeza, ahora me lleva a “Los hombres de negro”. Ahí se me aparecen aquellos, aparentes, humanos, que, de pronto, emergen de la falsa envoltura y se muestran, tal cual, los bichos que en realidad son y, claro, viendo lo que veo, me asalta la duda, ¿no será éste...? No, será lo que parece, que ya es decir. Entonces va el tío y, con reiterativa rotundidad, señalando su atril: ¡el cielo está aquí! ¡el cielo está aquí!
Y otra vez yo con la duda, no creyendo que a nadie se le ocurra pensar que, esta vaina que vivimos, tenga algo que ver con el cielo, rebobinando, veo su índice señalando insistentemente el atril, ¡anda! ¿será una referencia literal?
Con la inercia por la misma línea, ¿recuerdan la afirmación de otro iluminado? “el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto”.
¡Ojo con las interpretaciones! No se me vaya a organizar una mundial para conseguir el dichoso atril.
Desde luego, qué cosas pasan en España. ¡Y lo que puede estar por venir!
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