Aquí no hay quien duerma
Año 2010, 24 de julio, 00.11 de la mañana, playa del Arbeyal. Las bocinas, las orquestas, los chumbas-chumbas y otros artefactos del guirigay acaban de desembarcar e invaden las viviendas de El Arbeyal.
Sinceramente, creía que la I Guerra Mundial había pasado (fiestas de San Juan y «Semana negra»), pero no la II, es aún mucho peor.
Insoportable, cuatro chiringuitos y una orquesta para no más de cien personas, con un volumen de sonido demoledor y, a mi juicio, totalmente prohibitivo, que no hace más que dañar nuestra salud.
Me pregunto: ¿quién da estos permisos que, a todas luces, infringen la ordenanza municipal del ruido del Ayuntamiento de Gijón, de 9 de diciembre de 2005, en la que se indica que en período nocturno la intensidad de ruido en el interior de las viviendas no puede superar los 28 decibelios?
¿Quién permite la presencia de puestos de alimentos, con exposición de tartas sin cubrir, y a temperaturas de 25 a 30 ºC?
Espero que los responsables tomen debidas notas y el próximo año se controlen estos excesos muy folclórico-festivaleros.
Se lo pido por favor, no vaya a ser que algún desaprensivo, harto de soportar este desasosiego, salga con una escopeta y sabe Dios.
En mi caso particular, no me queda más remedio que escribir esta súplica y comenzar a leer «El tiempo entre costuras», que a lo mejor, por suerte o por desgracia, me veo abocado a acabar de leer esta misma noche.
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