El silencio de los jueces es deseable
Parece ser que a un juez del País Vasco se le ocurrió decir públicamente que un epidemiólogo no es más que un médico de cabecera que hizo un cursillo. Quizá sea cierto, no lo sé, pero sí sé que un juez no es más que un licenciado en Derecho que aprobó unas oposiciones, y a consecuencia de ello, y solo de ello, el Estado le otorga un poder que ejerce en función de su interpretación de la ley de la valoración del delito. Cuando un mismo delito es valorado de distinta manera por dos jueces, a nadie se le ocurre decir que uno de los dos está prevaricando, aunque pudiera deducirse. Que algunas veces su aplicación de la justicia es arbitraria lo confirman los exjueces Estevill y Garzón, el primero poniendo sentencias o arbitrando absoluciones a tanto la pieza y el segundo dudando de la sentencia de un tribunal, porque eran sus enemigos. Las titulaciones técnicas, entre las que incluyo a la Medicina, aportan a los titulados ciertas habilidades, que no aportan las de Letras, entre las que incluyo a la de Derecho. Un médico, además de saber de memoria todas las partes del cuerpo humano, tiene que tener la habilidad de poder acceder a su interior, y un ingeniero, además de saber de memoria el coeficiente de resistencia de muchos materiales, tiene que tener la habilidad de dibujar un puente y calcular su estructura. Errores en la aplicación de la justicia hay muchos más de los que conocemos, yo mismo he sufrido uno, en el que yo era el denunciante, no el imputado.
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