Vuelve la meritocracia
La designación de Mario Draghi como primer ministro italiano devuelve a la actualidad política la deriva hacia gestores de la cosa pública elegidos por sus capacidades y no por sus afinidades o intereses partidistas.
El hecho de que Italia, después de varios años de fracasos de gobiernos populistas, se haya entregado al que fuera superbanquero europeo, indica y refleja que la economía cada vez tiene un mayor peso en la sociedad de bienestar, y de ahí su cambio de rumbo político.
Lo que está ocurriendo en el país transalpino no está muy lejos de lo que acontece en la mayoría de los países de nuestro entorno, por lo que, muy probablemente, veremos cómo se utilizan en otros territorios fórmulas similares para superar la extraordinaria crisis que padecemos y que solo se podrá superar con nuevas políticas, fundamentalmente económicas, dirigidas por "especialistas" y no por políticos al uso.
Habrá que estar muy atentos al devenir de los acontecimientos en Italia, con la esperanza de que el nuevo enfoque dé sus frutos y de que sus logros puedan servir de inspiración para superar las consecuencias de una etapa que no se soluciona con medias tintas.
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