Educación: la clave para forjar una sociedad sin prejuicios
¿Queremos una sociedad formada por adultos responsables, tolerantes y de horizontes abiertos hacia los extranjeros? Si la respuesta es afirmativa, tenemos que actuar de forma preventiva, es decir, fomentando lo más importante del mundo: la educación. Los niños son unos seres estupendos, tienen un abanico de posibilidades infinito para desarrollarse, pero hay que implementar nuevos modelos formativos.
La xenofobia y el acoso hacia los estudiantes de otro país se pueden y se deben combatir en la escuela, sitio por excelencia para educar en valores como el respeto, la tolerancia y hasta la admiración hacia lo que es diferente a nuestra cultura. ¿Cómo se puede estructurar una educación intercultural?
Se pueden organizar varias actividades semanal o mensualmente y hasta con proyectos de fin de año. Todos saben que el amor entra por el estómago, entonces, nada mejor que un buen plato típico mexicano, colombiano o guatemalteco para disipar cualquier duda o prejuicio hacia los estudiantes de otro país.
Un día a la semana se podría organizar una pequeña fiesta intercultural donde todos pudieran saborear platos de diferentes países y escuchar música típica de otro grupo cultural. También se podría programar una actividad mensual en la que los estudiantes tuvieran la posibilidad de realizar pequeñas presentaciones sobre temas importantes para ellos relacionados con sus países de origen.
Si los niños entienden que lo diferente es sinónimo de riqueza y de posibilidad de aprender algo nuevo e interesante, podrán convertirse en adultos respetuosos y capaces de aceptar e integrar al emigrante en su país, sin estigmatizarlo ni causarle traumas o problemas innecesarios.
En caso contrario, si no tenemos guías expertos en ese proceso, tanto en la familia como en la escuela, lo más probable es que las personas se conviertan en egoístas y no entiendan la razón por la cual personas procedentes de diferentes países emigran a otro. Por tanto, es fundamental educar en la heterogeneidad y la riqueza cultural, para poder tener un mundo lleno de colores y de culturas que se sonrían y que vayan de la mano, se comprendan, se ayuden recíprocamente y aprendan la una de la otra.
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