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Mensaje póstumo de Félix Rodríguez de la Fuente a la humanidad

18 de Febrero del 2021 - Manuel Díaz Estrada (Forcinas, Pravia)

Hoy día en que tanto nos preocupa el medio ambiente, la naturaleza, el futuro de nuestro planeta y todo lo que tenga que ver con nuestra fauna salvaje; especialmente en Asturias, donde el lobo, el oso y el jabalí son algunas de las especies que más debate y polémica han levantado últimamente. Quiero trascribirles textualmente una grabación de nuestro inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente, que me ha enviado por internet un buen amigo, al cual se lo agradezco de corazón. Las declaraciones del prestigioso naturalista español datan de hace más de 40 años, y estos días rulan por las redes. Las palabras del prestigioso naturalista adquieren una especial relevancia en estos momentos en los que la protección de algunas especies como el lobo han desatado una fuerte polémica en la sociedad, junto con el grave problema de la contaminación atmosférica, que amenaza con poner en riesgo la vida en este planeta.

El mensaje póstumo de Félix Rodríguez de la Fuente: “Si bien conocemos, con una gran claridad, cuáles son los procesos que tienen lugar en los ecosistemas terrestres. Si bien sería posible copiar esos procesos, para que la propia humanidad los llevara a cabo; sin embargo, los ecólogos, y, en definitiva, los sabios tienen muy poco que hacer en el presente y en el futuro próximo de la humanidad. ¿Por qué ?, por una razón muy sencilla: porque cuando la humanidad tiene que tomar una decisión urgente, drástica; cuando a usted, por ejemplo, le tienen que operar de una apendicitis, llama a un científico, a un médico, a un cirujano, para que lo haga. Cuando usted y yo tenemos que curarnos de una pulmonía echamos mano de un antibiótico que ha sido descubierto por un científico. Cuando hay que hacer un puente para que pase un ferrocarril y no queremos que se caiga en el momento que vamos dentro, echamos mano de otro científico, de un ingeniero. Ahora bien, cuando se quieren tomar medidas a medio y largo plazo, quien lo decide es un hombre que generalmente tiene muy poco de científico, y si lo tiene es por pura casualidad. Es un político. En la base de la política hay filosofía; pero muy pocas decisiones. Quien tiene unos asesores científicos, que puede escuchar o no; pero, generalmente, los escucha en función de la importancia que tenga su asesoramiento para su campaña electoral, o para sus presupuestos de acceso al poder, o de permanencia en el mismo.

”Aunque parezca mentira, amigos míos, la ciencia nos puede otorgar los elementos que precisamos para salvar la humanidad. Sin embargo, las decisiones no pueden todavía tomarlas los científicos. Las toman los políticos, y en la base de los políticos, los filósofos, los que siempre se han considerado como portadores de la verdad. Se han cansado de decir los científicos que no se puede montar ni una sola fabrica sin una planta depuradora. Pero lo cierto es que no se ha montado ni una sola fabrica con la correspondiente depuradora, transformadora, o recicladora de los elementos que esa industria está echando a la naturaleza. ¿Por qué ?, porque la Administración ha decidido que eso sería demasiado caro y que se perdería la capacidad competitiva del producto que se genera en esa planta industrial. De nada ha servido el informe de la ciencia. La ciencia ha dado un informe que si se cazan más ballenas azules la especie desaparecerá. Los políticos, los administrativos de la pesca en naciones como el Japón, Noruega o Rusia –no los científicos– han decidido que se sigan pescando más ballenas azules.

”Piensen, amigos míos, la triste realidad con la que se enfrenta el que pretenda tener en su vida, como nosotros en nuestro programa, el objetivo de salvar la naturaleza. De poco servirán los informes fidedignos, objetivos y básicos de todos los científicos y de todos los investigadores, porque a la larga serán empleados en la medida que más convengan, políticamente, a los grandes o pequeños países.

”¿Cómo podría explicar un estudioso de la conducta humana a un país tercermundista que es posible que sean más felices sus súbditos, con un tipo de sistema neolítico; viviendo en pequeños poblados, donde labran personalmente la tierra, donde todavía realizan sus funciones fisiológicas directamente sobre el campo. Abonando con sus heces fecales donde luego va a plantar el mijo, el arroz o el trigo? Ellos van a querer tener un automóvil, un televisor, un frigorífico y, a ser posible, un trabajo en una gran fabrica. No habría manera de convencerlos de que la renta per cápita no traduce en una renta per cápita felicitaria, sino solamente material. Y como los políticos para permanecer, y para perpetuarse precisan constantemente elevar el poder adquisitivo de sus súbditos, y precisan mantenerse en esa tremenda competencia material en la que está sumido, al menos el mundo occidental, los informes de los sabios no servirán prácticamente para nada.

”El tema es como para poner la carne de gallina; porque dicen los sabios que, si continuamos durante 50 o 100 años sin escuchar sus informes, y guiándonos únicamente por presupuestos de orden administrativo, político o filosófico, es muy posible que no podamos contar a las generaciones venideras, que no vendrán, la catástrofe de una especie que se autotitulan ‘sabios’...”.

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