Un irresponsable pardillo
No voy a repetir aquí la frase que dijo hace poco el cantante Víctor Manuel, porque este periódico también lo leen los niños, aunque la frase es totalmente acertada. Pero, sin emplear calificativos tan gruesos, estos comunistas aficionados, que nada tienen que ver con los comunistas de verdad, merecen que se les ponga en su sitio cuando se equivocan gravemente y lo que más les duele no es que lo haga la derecha y la ultraderecha o tertulianos y comentaristas, para los que los dirigentes de Podemos, aunque lo hicieran todo mejor que nadie, serían igualmente aborrecibles, sino que lo hagan “los suyos”, eso sí que hace daño: Los postulados de la izquierda, tanto de la izquierda socialdemócrata como de la izquierda marxista, han cambiado en los últimos decenios. La izquierda ya no está centrada en defender a los trabajadores, sino en defender a las minorías. La izquierda en Europa ha abrazado la globalización y la inmigración masiva, que perjudica muy seriamente a los trabajadores, y está más preocupada en defender a los okupas y al colectivo LGTBI que a las masas. Si Marx y Lenin vieran en qué se ha convertido la izquierda no se lo creerían. Tan es así que, para justificar su existencia, la izquierda continuamente tiene que recurrir a la demagogia, apoyando a veces cosas que ni de coña la izquierda de hace años apoyaría. Si alguien piensa que para Marx sus principales enemigos eran los pequeño-burgueses o el capital está completamente equivocado, para Marx el principal enemigo era Bakunin. Los comunistas y los anarquistas son enemigos ancestrales y tenemos ejemplos en nuestra guerra civil muy ilustrativos sobre ello. Para los comunistas el Estado es sagrado, es el instrumento de poder del pueblo, y para los anarquistas su principal objetivo es destruir el Estado. Marx se dio cuenta de que, aunque por motivos distintos, anarquistas y burgueses coincidían en querer destruir el Estado y Marx es el maestro de los comunistas. En nada se parece “Dios y el Estado”, de Bakunin, a “El Capital”, de Marx. Pero, los muchachos de Podemos no son ni Santiago Carrillo ni Julio Anguita y aunque sus dirigentes son científicos y profesores universitarios, en marxismo e Historia están, evidentemente, muy flojos, por eso cometen errores que un comunista no cometería nunca, como apoyar a los anarquistas y sus métodos. El último error gravísimo ha sido el del secretario de Organización y portavoz parlamentario de Podemos, pablo Echenique, que, después de ver lo que había sucedido en Barcelona el día anterior publicó un tweet apoyando a los alborotadores violentos, llamándolos antifascistas, cuando estos, tanto los delincuentes habituales, como los que no han leído un libro en su vida, como los anarquistas tienen, objetivamente, de antifascistas lo que los comunistas de obispo. Los muchachos de Podemos están demostrando que no son muy buenos resolviendo problemas, pero son muy eficientes creándolos y, sobre todo, son unos hachas perdiendo votos. Yo creo que nadie es mejor quitando votos a Podemos que los propios dirigentes de Podemos. Echenique, sobre todo después de ver un maravilloso vídeo donde Hasél pone a Podemos a caldo perejil, ya se ha dado cuenta de que ha metido la pata, pero, cuando la cagas, lo que debes hacer es decir que te equivocaste y pedir perdón, los españoles somos muy comprensivos, a veces demasiado, y solemos aceptar las disculpas y el perdón, sea a Juan Carlos, sea a Echenique si lo pidiera. Pero, a los líderes de Podemos también les falta otro de los rasgos característicos de los comunistas clásicos, la autocrítica. No han hecho autocrítica tras unos cuantos batacazos electorales así que tampoco la van a hacer ahora por ninguna otra cosa. Así que Echenique lo que ha hecho es ausentarse del Congreso de los Diputados para no responder a preguntas incómodas y desaparecer de Twitter durante 24 horas para volver a reaparecer, no para hablar de las calles arrasadas, de los comercios saqueados, de las sucursales bancarias destruidas, de los vehículos de TVE y las dependencias de “El Periódico de Cataluña” destrozados o de la mujer policía apaleada salvajemente a la que salvan sus compañeros, también acorralados por los vándalos, de milagro, sino para hablarnos del sexo de los ángeles. Ha costado sangre, sudor y lágrimas llegar al Gobierno y estos irresponsables pardillos están echando por la borda un logro histórico. No se lo vamos a perdonar nunca.
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