Adiós y gracias, señora Merkel
En un viaje a Berlín, hace unos años vimos pasar coches de “Polizei”, unas veces de color verde y otras de color azul. Nuestra curiosidad nos llevó a preguntar a nuestra guía si se trataba de cuerpos de Policía diferentes. Sin sorprenderse, porque era una pregunta bastante habitual de grupos de españoles, nos contestó: “Todos son policías municipales, lo que pasa es que los verdes son antiguos y hasta que los coches funcionen no los van a cambiar, luego serán todos azules”.
Éramos españoles de varias zonas, pero nuestro comentario irónico refleja lo profundamente unidos que estamos, sobre todo, cuando viajamos al exterior: “¡Como en España!”.
Previamente, ya estábamos fascinados con la vivienda de nuestra presidenta europea (un piso dentro de una comunidad de vecinos) y la tienda del barrio donde va a comprar con su marido, al que en Alemania le llaman el “fantasma de la ópera” porque es el único lugar donde se hace visible al acompañar a la Sra. Merkel.
Son anécdotas, pero reflejan el carácter alemán y su anterior canciller era un vivo ejemplo. Creo que es más fácil entender sus reticencias y su política económica en los años de crisis con respecto a los países del Sur. La Sra. Merkel nos conoce bien y conoce a nuestros políticos. Si le pedías a tu padre mil pesetas te daba 500 por si acaso. Pues algo parecido.
Recientemente, Angela Merkel fue valedora de la aprobación del fondo para la recuperación de Europa (1,8 billones de euros), ostentando Alemania la Presidencia del Consejo Europeo. Es curioso que una física investigadora de la desintegración de moléculas de hidrocarburo pase a la historia como la gran integradora de la Unión Europea en un momento histórico de brexit y de falta de confianza de millones de compatriotas europeos.
Sus logros en políticas económicas y sociales, I+D, energías renovables, nuevas tecnologías... son reconocidos por unanimidad en su propio país, no en vano ha sido canciller durante 16 años.
En pleno covid, marzo de 2020, decía: “Somos una democracia. No vivimos de imposiciones, sino de conocimientos compartidos y participación. Esto es una tarea histórica y solo podemos superarla unidos”.
Seguiré mirando a Alemania aunque tú ya no nos guíes, presidenta.
Auf Wiedersehen und vielen Dank Frau Merkel.
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