Respeto, convivencia o Babel siglo XXI
El refugio del aforamiento utilizado por algunos políticos para poder realizar declaraciones totalmente fuera de la ley que apoyan y provocan levantamientos extremistas, antisistema, de graves consecuencias sociales y de grandes costes económicos es inadmisible.
Es igualmente inadmisible que desde el propio Congreso de los Diputados se permitan soflamas contra la esencia de nuestra convivencia.
Es todavía más inadmisible que el propio presidente del Gobierno lo esté consintiendo con su silencio cómplice, que no solo traerá graves problemas internos, sino que, además, Europa tomará buena nota de esta forma “pasiva” de actuar del Gobierno de España...
Todo ese abuso que dicen no respeta la libertad de expresión, cuando se produce en el entorno privado de cualquiera de los manifestantes, entonces, ¡señores!, ¡qué ironía!, no hay derecho: es mi casa, son mis padres, es mi familia, es... lo mío.
Resolver estas situaciones se dice en los medios que es difícil. Puede ser que sí, desde la perspectiva actual, pero ¿cuánto ha tardado el Gobierno en presentar un decreto ley imponiendo el estado de alarma?...
Hay que llevar a cabo un tipo de legislación que “mutatis mutandis” lo que es un estado de guerra sea hoy un “estado de convivencia”, con consecuencias similares, “mutatis mutandis”, a lo que se da cuando existe riesgo grave de destruir la sociedad civil.
Señores políticos, ¿cuánto se tarda en desarrollar esa ley?... o ¿para eso se excusan en el confinamiento?
Solo hace falta ser valientes.
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