Barbón, la voz que clama en el desierto...
Adrián Barbón quiere conseguir una Asturias con contagios cero de coronavirus lo antes posible. Por eso nuestro presidente no se anda con paños calientes y declara que “no autorizará ninguna manifestación el próximo día 8”, jornada reivindicativa de las feministas asturianas y las de toda la España cañí. Barbón ya está medio mareado de tantas olas, de tantos contagios, de tantos asturianos fallecidos, de tanto irresponsable suelto que no respeta las medidas de protección que él se encarga de recordarnos cada día. El jefe del Ejecutivo asturiano nos anuncia que nos “olvidemos de la Semana Santa, de las procesiones, del callejeo descontrolado”. Pero, desgraciadamente, los consejos de Barbón no parecen calar en la población asturiana; los colectivos feministas de la región anuncian que harán caso omiso: “No pueden venir unos paisanos a decirnos lo que podemos o no podemos hacer”, aseguran envalentonadas las mujeres vestidas de morado. ¡Qué curioso!, el morado de las protestas feministas es el mismo color que lucen la mayoría de las cofradías de la Semana Santa, ¿será que ambas tienen el denominador común de vivir un auténtico calvario?
Mientras Barbón intenta prevenirnos de la cuarta ola –para ello mantendrá el cierre perimetral de la región hasta después de estas fiestas– el alcalde de Oviedo se adelanta en el tiempo y ya piensa en el verano. Canteli anuncia su plan B para las fiestas del verano: “Las verbenas en recintos cerrados”. ¡Toma castaña!, yo siempre intuí que Alfredín era una persona inteligente.
El regidor ovetense navega en otras aguas distintas a las de Barbón. “Quiero que los ciudadanos salgan a la calle, que consuman, que se llenen las terrazas. Necesitamos recuperar la economía”, aseguraba hace dos días ante la TPA.
El presidente asturiano, que tiene seguro su salario todos los meses, quiere hacerse merecedor a ese sueldo, y por eso su mayor preocupación es la de velar por la salud de todos los asturianos y asturianas. Lo malo es que su voz es como la voz que clama en el desierto. Las terrazas, los botellones, las manifestaciones en las calles le quitan el sueño a Barbón; la cuarta ola nos puede volver a poner a todos contra la pared...
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