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Sacerdote, estoy contigo

20 de Agosto del 2010 - Martín Valiente Moro (nava)

Es lastimoso percibir el menosprecio que se tiene hacia la persona del sacerdote hoy en día. Siguiendo un guión perfectamente orquestado por diversos poderes fácticos llevan a la población a odiar, incluso parece que en lo más hondo del corazón, a un semejante del cual ignoran totalmente su vida, sólo tiene un delito, es sacerdote. Un hombre con sus virtudes y sus defectos, que también tiene, cómo no. ¿A dónde vas, Vicente? Donde me lleva la corriente. La desvirtuación de cualquier noticia relacionada con la Iglesia y más en concreto con el clero hace que conciencien a la población como quieren y, al ser ignorante en la materia, lo utilizan a su vez como estilete para atacar al sacerdote sin conocerle de nada. ¿En qué me baso? Pues que tras la barra del bar escucho a menudo al salir cualquier sacerdote en televisión toda clase de improperios. Se acuerdan de la madre, y no precisamente para dejarla en buen lugar; le acusan de abusador de niños; de ladrón; de rico; de vago; de propagador del sida y un largo etcétera.

Yo me pregunto: ¿un señor con un nivel académico que para sí quisiera más de uno y una paga mensual en torno al sueldo mínimo interprofesional, que no se jubila hasta que ya no se vale por sí mismo, que ha renunciado a formar una familia por estar al completo servicio de la sociedad, que está dispuesto las 24 horas de domingo a domingo (tal vez unas vacaciones de 8 días en Tierra Santa algún año, no todos), ¿tenemos alguno de nosotros derecho a vejarle de la manera que se está haciendo?

Si fallece un pariente tuyo, si no hay sacerdote, ¿quién le oficiará el funeral? El 99 por ciento son por la Iglesia, por algo será. ¿Y la boda de la hija?, ¿el bautizo? y ¿la primera comunión?

¿Acaso crees que no sufre el sacerdote cuando fulanito está enfermo o éste fallece, cuando se entera de la ruptura de un matrimonio o algún vecino se queda al paro?

Amigo lector, si eres de los primeros temo defraudarte, él reza por ti, a pesar de que lo calumnies y le insultes.

Si te defines católico, demuéstralo, hagamos un esfuerzo, hay que acercarse más a él para darle aliento en estos difíciles momentos. No vivamos acomplejados, estoy seguro de que sólo con que te vea el cura de la parroquia en misa alguna vez, éste vera recompensada su labor infinitamente. Háblale, ofrécete, dale a entender que estás con él.

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