La Nueva España » Cartas de los lectores » Dinosaurios censores

Dinosaurios censores

3 de Marzo del 2021 - Cecilia Busto (Avilés)

En el máster que estoy estudiando en Oviedo (Formación de Profesorado de ESO, Bachillerato y FP) se nos enseña (por no decir que se nos intenta enseñar) cómo debemos innovar los profesores en el aula, de tal forma que nuestras clases sean amenas para los alumnos. Insisten en romper con la educación tradicional, que consideran una antigualla, para introducir nuevos métodos, ser inclusivos... Todo eso está muy bien y suena muy bonito, pero la pregunta que me gustaría formular es: ¿realmente llevan a la práctica toda la teoría que nos sueltan? ¿Realmente son inclusivos?

En el máster que estoy estudiando en Oviedo (Formación de Profesorado de ESO, Bachillerato y FP) se nos enseña (por no decir que se nos intenta enseñar) cómo debemos innovar los profesores en el aula, de tal forma que nuestras clases sean amenas para los alumnos. Insisten en romper con la educación tradicional, que consideran una antigualla, para introducir nuevos métodos, ser inclusivos... Todo eso está muy bien y suena muy bonito, pero la pregunta que me gustaría formular es: ¿realmente llevan a la práctica toda la teoría que nos sueltan? ¿Realmente son inclusivos?

El proceso de enseñanza y aprendizaje es muy enriquecedor: yo misma estoy aprendiendo muchísimo en las prácticas (y, si se me permite decirlo, más que en la gran mayoría de las asignaturas de los estudios que estoy cursando) tanto de otros profesores como de los estudiantes. Y aún me atrevería a decir más: en mi corta experiencia como docente (además de ser actualmente profesora en prácticas, hice las prácticas del Grado en un colegio y doy clases particulares a adolescentes) he aprendido mucho de mis alumnos, tanto a nivel profesional como personal. En definitiva, del mismo modo que el alumnado aprende cada día del profesorado, este aprende del primero, y creo, según lo que estoy experimentando, que el proceso de enseñanza y aprendizaje se da de forma recíproca en cualquier caso y situación.

Uno de los valores que se nos deberían inculcar desde la escuela es el pensamiento crítico y, concretamente, enseñar el modo de proyectarlo (por parte del emisor) y asimilarlo (concerniente al receptor). Con “pensamiento crítico” me refiero a las críticas: creo que es muy importante que nuestra opinión sea tenida en cuenta por parte de los demás, así como que nosotros aprendamos a gestionar el modo en que procesamos dichos juicios, pues toda la vida, para bien o para mal, nos encontraremos con muchísimas observaciones por parte de los demás.

Recientemente, en mi clase del máster se ha realizado una actividad que, para mi gusto, fue poco innovadora y resultó poco aprovechable. Así, la profesora que propuso esta actividad nos pidió escribir nuestras impresiones (literalmente, “lo que penséis”) en el aula virtual. Yo coincidí con el punto de vista de otra persona, y así lo hice saber. Días después, la docente colgó un tablón de anuncios online (Padlet) en el que salían las aportaciones de todos los compañeros, y yo me encontré, sorprendida, con una modificación de mi comentario en el que se omitía mi verdadera opinión. En resumen, se habían puesto en mi boca palabras que yo no había escrito, y lo único que se respetó de la publicación original fue la primera frase: “Totalmente de acuerdo”. La intervención de la que procedió mi respuesta, naturalmente, no se publicó en el Padlet. Fue una coartada de libertad en toda regla, algo que para mí es lamentable, máxime cuando estamos en el siglo XXI y se nos pide innovar y ser inclusivos: se nos carga con parlamentos cuidadosamente decorados con dobletes lingüísticos, cuando yo, con este gesto censurador del que he sido víctima, me he sentido apartada y excluida.

Yo, personalmente, soy partidaria de que se exprese cualquier tipo de opinión siempre y cuando sea emitida desde el respeto y la educación (y, en lo que a mí respecta, creo que lo he hecho). Sin embargo, estoy totalmente en contra de la gente que solo quiere recibir alabanzas, cuando la realidad es que no todo va a gustar a todo el mundo; y eso, como tal, también hay que respetarlo.

Si hay algún compañero de estudios que esté leyendo esto, me gustaría, con su permiso, darle una recomendación: que no se sea un dinosaurio censor y que se dé una buena base a las futuras generaciones para que estas vean que una crítica constructiva no es un sinónimo de insultar o humillar, y que desde el respeto siempre se puede aprender.

Cartas

Número de cartas: 49009

Número de cartas en Diciembre: 132

Tribunas

Número de tribunas: 2175

Número de tribunas en Diciembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador