La huella de Cristina
Hay personas que, aunque no se lo propongan, generan tal cantidad de energía que cualquiera de sus movimientos, por mínimos que sean, son una fuente inagotable de noticias referentes al comportamiento, a la actitud ante la vida, al optimismo, a la vitalidad, a la ilusión, al positivismo y a tantas otras características vitales que Cristina, mi querida prima Cristina, derrocha a raudales haga lo que haga, vaya donde vaya y esté donde esté.
Y ahora se encuentra en La Granja de San Ildefonso después de haber pasado los últimos diez años en Llanes (Asturias), en donde recaló por un desengaño, y este maravilloso lugar del Principado le devolvió la ilusión por emprender un nuevo camino y en el que encontró la paz y el sosiego que necesitaba para desarrollar una de sus pasiones a través de su compañía de teatro “Concejo de Llanes”.
Cristina fue feliz en Llanes y se marchó triste por lo que dejaba atrás, pero Cristina no sabía que lo que había sembrado en Llanes, Llanes se lo le iba a devolver en forma de mensajes de cariño y de apoyo en esta etapa que ahora comienza en el Real Sitio, con la apertura de su nuevo espacio de moda y de encuentros El Sitio de Cristina y con su nuevo proyecto teatral en torno a la Generación del 27.
Cristina no sabía que había dejado tanta huella en Llanes y me llamó llorando de emoción leyéndome todos los mensajes de apoyo recibidos animándola en su nueva andadura.
Cristina no sabe que estoy escribiendo esta carta en agradecimiento a todas esas personas que se han dirigido a ella a través de las redes con tantas muestras de cariño, así como a LA NUEVA ESPAÑA, que tan amablemente publica las cartas sobre Cristina, sombre mi prima Cristina, porque Cristina siempre es noticia y lo será donde vaya. Porque Cristina sabe querer tanto que se hace querer como nadie, como lo atestiguan las enormes dosis de cariño que ha recibido desde Asturias, a las que yo, desde este medio y sin su permiso, estoy correspondiendo.
Discúlpame, Cristina, por haber tenido este atrevimiento, y si lo hago es porque yo también te quiero agradecer lo que siempre he recibido de ti, porque, sin tú saberlo, yo también he llorado de emoción por lo mucho que me has dado, por lo mucho que te debo.
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