Reality show
Defender algo que ya no es lo importante que fue solo es coherente si es por contribuir a que vuelva a serlo. Enorgullece defender a quien ayudó al pueblo a despertar libre tras una intensa noche en vela y a encontrar respeto por el mundo entero, y cuesta hacerlo con quien se avergonzó ejerciendo de tesorero en nombre del mundanal dinero. Quizá es verdad que exista esperanza más allá del desencanto y que todo empiece dignamente de nuevo tras tocar fondo la debilidad humana que todos llevamos dentro. No somos ejemplares, pero intentamos ser decentes, y si conseguimos ser elegantes cuando descubrimos sin enervarnos exageradamente que se cumple condena por defraudar a Hacienda más allá de nuestras fronteras, allá donde reina el poder del dinero y el sol luce siempre sin importar si lo mereces. Pero, por favor, vayan parando, pues entre defraudar a Hacienda y que si viajas al extranjero en busca de amor paterno te encuentras con una vacuna perdida en el desierto, que más que salud garantiza vergüenza, esto comienza a cansar.
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