Al señor Martín Martínez, sobre Iglesias Riopedre
Navegaba por la web de LNE, por “Cartas al director”, y accedo a la de don Félix Martín sobre la situación del exconsejero de Educación señor Riopedre. En verdad, las pocas veces que he tenido el gusto de leer sus escritos siempre he notado en ellos una excusa, muy mal disimulada, para arremeter contra todo lo que huela a socialismo, en apariencia muy crítico con la corrupción, pero jamás hemos visto que mencionara, ni de pasada, la “corrupción con mayúsculas”, que es la que afecta a determinada formación política de todos conocida.
No soy persona tolerante con ningún tipo de corruptelas, pero me parece, señor Martín, que ha estado usted no diría que excesivamente duro con Iglesias Riopedre, sino más bien inmisericorde, maximizando cifras y empleando calificativos que se me antojan vejatorios, aunque vayan dirigidos a un condenado.
No sigo muy de cerca el tema del señor Riopedre, pero tengo entendido que hasta los funcionarios médicos de Prisiones están alertando del riesgo que corre su vida a causa de la edad y de su crítico estado de salud. Sería pues muy de lamentar y muy triste para nuestra democracia que cualquier día pudiésemos desayunarnos con la noticia de su salida de la cárcel con los pies por delante.
El señor Riopedre está cumpliendo condena por unos delitos probados de mala praxis en el ejercicio de su cargo como consejero de Educación, pero sinceramente creo que en su caso se está cometiendo un agravio comparativo más que evidente, dígame si no, don Félix, si es de justicia que don Eduardo Zaplana haya sido excarcelado sin apenas haberle tomado el gusto a su celda, bajo la excusa de que estaba poco menos que desahuciado, y ahí lo tenemos vivito y coleando, y suponemos que administrando su cuantiosa fortuna en el extranjero fruto del expolio del erario público, mientras el señor Riopedre va camino de morir en la trena. De la comparación podríamos deducir que, al lado del delincuente del Partido Popular, este último no pasaría de ser un simple ladrón de gallinas.
Sí, señor Martín, creo que ha estado usted insolente con el encarcelado y pensemos si no tendrá mucho que ver con esa supuesta conversación en el IES La Ería, en la que el entonces consejero, según usted, estuvo escasamente receptivo a sus peticiones y hasta chulesco. Si a esto añadimos esos comentarios tan atrevidos sobre el enriquecimiento de los señores Rodríguez-Vigil o Masip, deduzco que le sobra inquina y está más bien corto de mesura y objetividad.
Discúlpeme, don Félix, si en el uso de mi libertad de expresión he estado asimismo duro en mis reproches. Ninguna mala intención por mi parte de menoscabarle a usted ni a su literatura.
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