El 8M, 365 días al año
La mejor señal de que hemos avanzado socialmente hasta la igualdad real será cuando no haya que estipular un día determinado para celebrarlo, cuando se pueda constatar que todos los días del año, todos los días, sin excepción, los derechos y libertades de hombres y mujeres vayan de la mano, y de que el mundo libre y civilizado que creemos ser, lo sea de verdad, sin límites ni fronteras que discriminen a unos de otros y a otros de unas.
No hay ninguna razón, absolutamente ninguna, para que esto no ocurra, salvo el egoísmo ancestral masculino en perjuicio de la mujer, y ya va siendo hora de que los hombres, todos, sin excepción, seamos capaces de asumir que no hay otro camino que la igualdad para que podamos, de verdad, mirarnos de frente, sin complejos, de igual a igual, como debe ser, y como no ha sido hasta ahora.
Mientras no lo vivamos así todos los días, los 365 días de cada año, de todos los años, no se habrá conseguido lo que hoy se reivindica, lo que se viene reivindicando históricamente, y que solo se habrá conseguido cuando la Historia cuente que por fin se ha logrado cumplir ese objetivo. Será entonces cuando no haya que celebrar más el 8M, cuando el 8M sea solo el recuerdo de una desigualdad profundamente injusta.
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