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La torre de la Catedral y su reloj

9 de Marzo del 2021 - Carlos Casaprima Collera (Oviedo)

Podríamos entrar en el debate aún no iniciado (pero necesario) sobre el estado del patrimonio relojero asturiano en su conjunto y el de la relojería pública en particular. Eso queda para otra ocasión que espero no se demore demasiado.

El presente escrito es para recordar a los asturianos y a los ovetenses que la torre de la Catedral alberga el reloj público más importante del Principado.

Estos días está saliendo a la luz en este periódico un ilusionante proyecto para hacer visitable la torre y crear dentro de ella un itinerario atrayente al visitante: impagables vistas, historia en piedra, gárgolas y capiteles, la mareante escalera, la sala de las campanas... y ni una mención al reloj (salvo el somero apunte de Chus Neira el domingo) y qué se proponen hacer con él.

El histórico reloj fabricado por Ramón Durán en 1787 está ahí, en su sitio original, polvoriento, sin uso, olvidado. Pero completo y con posibilidad de recuperarlo; de hecho, estaba funcionando perfectamente cuando se dejó de mantener, a principios de este siglo.

Hoy las agujas de la esfera las mueve un anodino reloj electrónico puesto ahí por responsables poco sensibles a la autenticidad. Es como si en vez de restaurar un retablo barroco se tapa con una copia de plástico porque es más barato su mantenimiento. O como si se cambia la campana Santa Cruz por una moderna porque suene mejor.

Sé que es difícil gastar el dinero (siempre escaso) en conservar o restaurar un patrimonio que nadie o casi nadie va a ver. Por eso esta es la ocasión de emprender la recuperación de nuestro reloj más emblemático. Al hacer la torre visitable el reloj quedaría incluido en el itinerario siendo un muy importante añadido a la visita.

Pero funcionando, eso sí. El reloj tiene que operar con su maquinaria original. Y eso es factible. Sería imperdonable cambiar el mecanismo de sitio o dejarlo sin uso. Como conservar el órgano barroco para no ser tocado. Lo que hace a la Wamba ser única no es ser campana venerable por vieja, sino ser la más antigua aún en uso.

El reloj debe recuperarse durante las reformas en el interior de la torre como uno de sus elementos más valiosos. Podemos tomar el ejemplo de otras ciudades, algunas cercanas, como León que ya restauró el reloj de su Catedral (también de Ramón Durán) allá por 1992 o como Santiago de Compostela, que están ahora en ello.

A propósito, año compostelano, Oviedo y Santiago, origen y final del Camino. Oír las campanadas de la Wamba al partir y oír las de la Berenguela al llegar, históricas campanas activadas por sus venerables (y ¿cuidados?) relojes.

Ahí queda la idea.

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