Va de capos
Con el aplomo digno de un capo curtido en mil batallas judiciales, canta Bárcenas cómo repartía sumiso ingentes cantidades de dinero, dando así cumplida respuesta al agravio penal perpetrado contra su esposa desprotegida ya del favor popular. Parece la elegante, pero vengativa y por lo tanto contaminada, disertación de un catedrático de Economía que enseña a los ciudadanos cómo amasar y despilfarrar en banalidades millones de euros mientras el prójimo se hunde en la miseria vital más absoluta, si no fuera porque la justicia ya nos había prevenido de que no era catedrático sino un pájaro del carajo el que cantaría si fuera menester contra su madre con tal de conseguir algún beneficio penitenciario para su mujer; ¿cómo puede explicar, señor Bárcenas, con esa estúpida dignidad, sin la más mínima muestra de pudor, sus tropelías en una época de tan graves problemas sociales, porque es una realidad que entre unos y otros de su misma condición le han sacado a este país lo que, ciertamente, no lo sacaría de la crisis pero sí que ayudaría a miles de familias a sobrellevarla con más dignidad. No les bastaba con tener un sueldo de infarto, sino que necesitaban infartar al que no tenía ninguno.
Esperemos que todas las barbaridades que este hombre está declarando ante el juez no sea una costumbre arraigada en la política ni en los altos estamentos de nuestra sociedad, porque si no, españolas y españoles, démonos por jodidos.
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