Gracias por amar vuestro trabajo
Estimado director:
El 25 de mayo de 2020, en lo que parecía que iba a ser otra mañana más preparando una
oposición, me tocó vivir uno de los peores días de mi vida.
Apenas acababa de comenzar el día cuando, a las 9 de la mañana, recibí una llamada desde
el trabajo de mi madre para decirme que no era capaz de hablar, que no sabían qué le
estaba pasando. Sin tiempo para la duda fuimos corriendo a urgencias del HUCA, donde
tras muchas pruebas tuvimos un diagnóstico: ictus isquémico.
La palabra ictus da mucho miedo, pero hoy por suerte puedo decir que mi madre ha vuelto a trabajar. Y lo ha hecho aún con alguna secuela emocional, pero, al fin y al cabo, sana.
Esto no es una carta para contar una historia de superación ni para ayudar a la gente a
perder el miedo, porque tener miedo está bien si tienes a alguien cerca para ayudarte a
luchar contra esa sensación de desamparo. Esta carta es para hablar de ese alguien. Para
dar las gracias a todos esos alguien que, pese a sufrir un año terrible, como todos los
demás, se mantienen como personas extraordinarias buscando respuestas y luchando
contra problemas todos los días.
Gracias a Javier, gracias a Margarita, gracias a Adrián, gracias a todo el equipo de
neurología del Hospital Central de Asturias y al resto del personal sanitario. Desde las
chicas que me atendieron en el servicio de atención al usuario a las 9.25 de la mañana
(deseando tanto como yo tener un poco de información que poder facilitarme) hasta la
celadora que acompañó a mi madre a la puerta de salida el día del alta (tirándonos un beso
de despedida como si nos conociese de toda la vida). Gracias a nuestra médica de
cabecera la doctora López Roger por su profesionalidad, paciencia y ayuda en el proceso de
recuperación. Gracias al equipo de hematología, por encontrar la posible causa del infarto
(una trombosis hereditaria) y también descubrirla en mí.
Gracias a todos estos trabajadores del Sespa por su calidad profesional y su calidad
humana. Gracias por no perder la esperanza en tiempos de pandemia. Gracias por amar
vuestro trabajo y responder a vuestra vocación. Gracias a vosotros podemos permitirnos
tener miedo y avanzar, sanar, aprender, descansar, llorar y reír, y muy pronto, seguro,
abrazar de nuevo.
Sois, y siempre seréis, fundamentales para todos nosotros.
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