Juego de tronos en tiempo de pandemia
Quizás uste esté tranquilo porque aún no le ha tocado, y piensa que no le va a tocar, pero no debería hacerse ilusiones porque el tsunami nos va a llegar a todos... Ya lo dijo Sánchez en su día: “"No vamos a dejar a nadie atrás”. Mientras tanto, estos políticos ladilla siguen a lo suyo, que no es lo nuestro, intentando confiarnos y confundirnos.
Farol de Iglesias: “A lo mejor llega un momento en que tenemos que decir hasta aquí hemos llegado”.
Contrafarol de Sánchez: “A lo mejor adelanto elecciones”.
Aviso de la Unión Europea: “Seguro que Bruselas recortará un 25% los fondos a los países que no bajen el déficit a partir de 2023”.
Aviso ciudadano: “Seguro que en las próximas elecciones me pienso lo de votar al mismo; tendré que valorar cómo está mi economía, perspectivas y futuro; luego elijo”.
Desgracias insoportables: Desempleo, economía, pobreza, deuda, enfermedad (casos de muerte por paro cardiaco, trombosis múltiple y trastorno de la coagulación, ictus y encefalitis inmunológica no infecciosa, respectivamente, tras la administración de la vacuna de AstraZeneca), y un largo etcétera de tragedias personales y familiares que lejos de decrecer, aumentan.
Mientras la ciudadanía se entretiene con los faroles, se preocupa con los avisos y se escandaliza con las desgracias de todo tipo que asolan a nuestro país, Pedro Sánchez, ajeno a todo lo que no tenga que ver con su interés particular, se dedica a jugar al Monopoly, a ver si, con suerte, se pilla algunas “casitas” más a costa del PP, y compensa, de paso, los 53 millones de euros de todos los españoles que acaba de aportar para salvar a Plus Ultra, una compañía aérea venezolana con un 52 por ciento de capital bolivariano.
Nuestro presidente, asesorado por el comité de expertos de turno y flanqueado por las diezmadas hordas naranja (¿sustitutos de Podemos?), haciendo uso de su “expertitud”, que diría aquella, en todo lo que tenga que ver con mociones, ha cogido la escopeta (de feria) y, con la pericia de un paramilitar checheno, ha empezado a disparar a todo lo que se mueve al sureste, noroeste y centro, agotando la munición sin acertar un solo tiro. Parece que ni Murcia cae, ni Castilla y León cae, y en cuanto a Madrid, le ha salido “el culo por la tirata”, propiciando un inmediato órdago a grande de la, al menos valiente, presidenta, veremos con qué resultado.
Es relativamente fácil imaginarse al presidente con el inevitable pin de la agenda 2030, la evitable bandera de España, rodeado de afines saltando y aplaudiendo (modelo Iceta), diciendo que por el bien de los españoles hay que cambiar el orden de sucesión en Moncloa, para evitar que las crisis que genera el PP, siempre se las tenga que comer el PSOE.
La conjura de la Moncloa ha sido por sorpresa (por poco no pilla a Ayuso en paños menores), pero ha resultado ser un ridículo nacional, coincidiendo con una situación de país dantesca, donde España arde por los cuatro costados, mientras Nerón Sánchez toca la lira.
Nos quedan lágrimas por derramar, pero como decía el mago Gandalf en “El señor de los anillos”: “No os diré no lloréis, pues no todas las lágrimas son amargas”.
Saludos cordiales.
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