Semana Santa
Santo: “Conforme a la ley de Dios” (RAE). Miguel, mi amigo taxista, comparte conmigo su afición a la poesía, a la música y a filosofar desenfadadamente, o ponernos serios ante dos cañas de cerveza. Me contaba cómo en Semana Santa un costalero subió a su taxi-trampa. –Miguel es muy hábil provocando conversaciones que en unos minutos ofrecen el dibujo de una vida–. A sus preguntas, el hombre respondía con entusiasmo: ¿La cosa era por devoción?, sí, pero no religiosa, él no creía en Dios, lo que no le impedía llegar al éxtasis en el ambiente fervoroso y sudoroso que se formaba bajo las faldas de una imagen, como objeto de veneración. Al parecer los diez mandamientos no son muy conocidos (Éxodo 20:4-6),
Le comenté que este fenómeno se ha instalado paulatinamente en la sociedad actual. Según estadísticas del CIS, solo el 24 % de los católicos españoles practica su culto, si añadimos a eso el 2,8 % de otras confesiones, dando por supuesto que son practicantes, queda por lo tanto más de un 70% que no parece interesado en una relación con Dios, o en una relación con alguna de las Iglesias que dicen representarlo. No obstante, cuando se trata de tradiciones la cosa cambia, las tradiciones atraen mucho; de hecho, se incorporan con facilidad tradiciones venidas de otras culturas como el Halloween, o se inventan nuevas con signo político como el bautismo civil, o si cabe más estrafalario todavía, la “sologamia”, o la boda con uno mismo.
Sin embargo “la Semana Santa” bien podría ser motivo para conmemorar el hecho más extraordinario de parte de Dios hacia los seres humanos: el sacrificio de este segundo Adán, sin pecado y por tanto perfecto, capaz de producir una descendencia perfecta con vida para siempre, pero que con su muerte entrega esa posible paternidad, como rescate por la humanidad vendida a la imperfección (1Corintios 15:21,22). La humanidad que quiera ser rescatada claro. Miguel me dijo: nadie lo ve así... (Mateo 20:28) Pues eso, una semana para repasar un poco el Evangelio, ¿no?
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