Hombres y animales
Siempre he admirado mas a los toros que a los toreros a los indios americanos que al septimo de caballería, lo mismo que que siempre he admirado mas a los negros cogidos a lazo en Africa que a los amos de las plantanciones de algodón que acumulaban a su costa grandes fortunas. En tiempos del imperio romano hombres y animales morian para recreo de otros hombres en espectáculos crueles y sangrientos.
Es evidente que cada pais o cada cultura tiene rasgos que coinciden o se diferencian de los de otros y por desgracia en nuestro pais uno de ellos al que llaman fiesta nacional es el de los toros.
No es para sentirse especialmente orgulloso del comportamiento que tenemos hacia seres vivos que conviven con nosotros y que en realidad son parientes próximos, no solo me refiero a los toros sino a los que llamamos mascotas a esos animales que algunos tienen porque dan suerte o pueden utilizar a su antojo.
Quiza esa falsa creencia religiosa que hizo al hombre creerse lo de ser el rey de la creación haya desembocado en el menosprecio a los animales considerándolos fuera de nuestra herencia biologica a pesar de que Darwin nos hizo reconocer que en nuestras raices todos somos parientes. Es la herida biologica que la iglesia es reacia a aceptar lo mismo que la herida cosmica llevo a Galileo a la hoguera o la herida psicologica en la que Freud nos pone ante la realidad de que ni nos conocemos ni siquiera somos dueños de nosotros mismos.
Quiza hayan sido los perros los primeros animales salvajes domesticados para servicio del hombre luego caballos y todos los que con nosotros convivien y nos proporcionan bienestar y compañía, sin embargo creo que les pagamos muy mal.
Las legislaciones de los paises mal llamados civilizados empiezan a reconocer muy lentamente en los ultimos años las obligaciones y responsabilidades que debemos de tener hacia todos los animales y habria que desarrollar la forma de relacionarnos con ellos y que deberia empezar por el respeto a la vida.
Ahora los toros en la dehesa comenzaran a soñar con un paraiso de toros donde el hombre no les mate para controlar sus miedos y nosotros podamos decir que vivan los toros.
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