Qué está pasando con el balneario de Gijón
El estado de las instalaciones en la zona específica de balneario: piscinas de agua de mar con chorros y la zona más cara para los usuarios es lamentable. Cierto que otras áreas están en óptimas condiciones (gimnasio, recepción). Los pocos clientes que vamos quedando estamos teniendo una paciencia infinita, permanecemos, sobre todo, por una cuestión de salud. La mitad de los chorros en las piscinas no funcionan desde hace meses (desde ya antes de su reapertura en junio 2020). El estado de las techumbres es lamentable: manchas de humedad, desconchados: la pintura se cae literalmente a trozos. En los vasos de las piscinas las losetas cerámicas se caen por doquier. Sigamos por el tema de temperaturas de las piscinas: en la piscina exterior, los primeros años, se veía cómo se desprendía el vapor: su agua estaba caliente y la piscina resultaba apetecible, soy socia desde que empezó, siempre salí a dicha piscina incluso en los meses más “crudos” del invierno. Cada vez tienen más baja la temperatura de piscina, dentro de poco en verano va a estar a la temperatura del mar (solo que el mar es “gratis”). En otros balnearios que he visitado las temperaturas se mantienen homogéneas en todas las estaciones del año. Ahora apenas la usa nadie, no resulta nada confortable. Igualmente están bajas las temperaturas de las demás piscinas. En los balnearios europeos cada piscina viene con su temperatura indicada al lado y la mantienen con “exactitud” de cronómetro y siempre son: 32º, 34º y 36º. La temperatura ambiental (piscinas y vestuario) es fría, como los chorros de aire que “caen” sobre cabeza y espalda cuando estamos en el agua. Me gustaría que se pusiera coto y remedio a la degradación del balneario. Un balneario construido con fondos de la Comunidad Europea en el cual se ha invertido mucho dinero y que debería ser un referente de la comunidad autónoma. Es triste, penoso y la sangría de pérdida de clientes constante.
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