La SEPI no supo o no sabe
No puedo ir a un concierto de Pitingo, sé que ningún ser humano lo soportaría, pero estoy en ese momento de mi vida que si me dicen que dos más dos son cinco, digo que de acuerdo y sigo mi camino sin mirar atrás, aunque a veces resulte absolutamente inevitable girar la cabeza ante la magnitud de lo incomprensible e inaceptable.
Me subleva ver que algunos, mientras con una mano, la del BOE, entregan millones de todos a empresas de dudosa reputación y de dudosa nacionalidad, ignorando a las propias, otros se llenan la boca de ciencia, de financiación pública, de recuperar el tejido científico español.... Ensordecedor silencio del ministro Duque, por cierto.
Líneas aéreas Plus Ultra, traducido: "Más allá". La compañía no engaña, más allá de la transparencia, la decencia, la honradez, la rentabilidad y la dignidad. Plus Ultra.
¿Cómo puede digerir un trabajador o un autónomo español que la SEPI rescate con 53 millones de euros a la aerolínea hispano-venezolana que, sin ganar jamás un euro, pasó hasta los controles preceptivos de la UE, que exige que la aerolínea (patrimonio negativo casi desde su fundación) no esté en crisis o en causa de disolución antes de la pandemia? ¿Quién o quiénes gestaron y gestionaron este tocomocho?
En España, más de dos millones de pymes ni siquiera tendrán la opción de solicitar ayudas porque se les exige haber dado beneficios en 2019, para demostrar que eran solventes antes de la pandemia. En cambio, el sector aéreo hispano-venezolano, con un solo avión de Plus Ultra, insolvente, y accionistas de postín como Pepe Domingo Castaño, leyenda en España de la radio deportiva, y su hijo, Jorge Hugo Castaño Vega, director responsable de la aerolínea, sí es viable y merece 53 millones en ayudas. Leer para creer.
Vemos la relación de cooperadores necesarios, con la SEPI de comodín, y nos damos de bruces con Daiwa Corporate Consulting, consultora y, a la par, banco de inversiones desconocido, que da el visto bueno a las "cuentas" de la empresa; AESA, la Agencia de Seguridad Aérea dependiente del ministro Ábalos (el dios Ábalos, capaz de ofrecer diez versiones contradictorias y todas verdaderas), le pone el sello de "estratégica", mientras Deloitte y la Unión Europea avalan el cumplimiento de todos los "requisitos".
El acuerdo lo rubrican el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas de la SEPI y luego el Consejo de Ministros, sin que nadie, aparentemente, se percate del problema. ¿De qué sitio infecto salen algunos? ¿No podrían disimular un poco?
Entre tanto, la UE acaba de exigir mayor "transparencia" a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de la que depende orgánicamente la SEPI. En el aire, permanentemente en el aire, el reparto de los 142.000 millones de fondos europeos, vitales para la recuperación de la economía española.
El PP exige explicaciones en Europa por los 128 millones que la SEPI ha concedido a Duro Felguera (sociedad de la que son consejeros los exministros socialistas Valeriano Gómez y Jordi Sevilla), que con los seis millones del Principado de Asturias, prácticamente se compensan los 120 que le ha dejado de pagar el Gobierno de Venezuela.
El sindicato Manos Limpias, que percibe cierto olor a podrido, demanda al vicepresidente de la SEPI, Bartolomé Lora Tora, por presunta malversación de fondos públicos, efectos secundarios de tener un Gobierno "descontrolado" (un decir), mientras otros efectos secundarios que tienen que ver con la salud mantienen a la ciudadanía en un sinvivir.
Algunos votantes socialistas de bien lamentan estos desvaríos del Gobierno y asumen su culpabilidad alícuota "porque me lo merezco", dicen, herencia del "por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa", de su inocente juventud.
Saludos cordiales.
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