La Nueva España » Cartas de los lectores » Tribuna » La idea de persona que ha creado la sociedad occidental

La idea de persona que ha creado la sociedad occidental

4 de Abril del 2021 - Juan Goti Ordeñana

En los momentos actuales, en los que estamos envueltos en grave crisis política, vemos cómo los progresistas, como gustan llamarse, al faltarles una idea de la persona, elemento esencial de la sociedad, se dedican a ideologías y a dominar los medios de publicidad y, en consecuencia, aceptan pensamientos ilógicos y extraños, mientras se entregan a plutócratas que buscan un mundo adecuado a sus intereses.

El vaciamiento de los ideales tradicionales es la verdadera causa de la desintegración de la sociedad actual, y, como consecuencia, este es el mayor problema político de las naciones, más profundo que el económico. Se invocan con frecuencia los derechos humanos, en un momento en el que se están desnaturalizando y dejando sin contenido, al confiar a los Parlamentos marcar el contenido de los mismos, a la conveniencia de intereses de los políticos.

Los derechos humanos no son creación de una ley positiva elaborada en Parlamento, sino que se derivan de la misma naturaleza humana. ¡Son de derecho natural! Por ello en 1948 se definieron, no en un Parlamento, sino por una Comisión, que los dedujo de la naturaleza humana. Pero quien primero los enunció fue Jesús de Nazaret, al poner el verdadero fundamento de la sociedad humana, en la persona con la máxima dignidad por ser hijos de Dios, y por tanto iguales y libres. De modo que en el futuro no puede haber diferencia entre las personas por razón de raza, clase, religión o condición social. Esta categoría de la persona humana, es el verdadero fundamento de los derechos humanos, y mientras se apoyen en estas ideas tendrán futuro, formarán y colocarán a la persona a la altura que merece. Si dejando esta base y se les reconoce solo por el derecho positivo, están expuestas a dejar su razón de ser al capricho y provecho de los dirigentes políticos.

Aunque no consideramos, en nuestra cultura de Occidente, la historia como periodos cíclicos, sino como una marcha lineal hacia un final, cada cierto tiempo se renuevan las ideologías, y cuando se impone una nueva visión, hay una pretensión de comenzar de nuevo, y esto parece que pretenden los nuestros políticos. Así pues, en este tiempo nos encontramos con un progresismo que quisiera considerar la historia cíclica y comenzarla de nuevo, para hacerla a su manera y medida.

SUMARIO: Sobre el verdadero fundamento de los derechos humanos

DESTACADO: En este tiempo, nos encontramos con un progresismo que quisiera considerar la historia cíclica y comenzarla de nuevo, para hacerla a su manera y medida

Estamos ante una crisis tan grande como la que padeció en su última época del Imperio romano. Entonces se vino a cambiar la ideología, y se dio tal giro que entró a programar la sociedad la visión cristiana de la persona. Algunos piensan que se ha agotado esta ideología cristiana, y sin aportar una mejor concepción de la persona, pretenden rechazar la ideología que ha regido y rige aún la sociedad occidental.

La falta de una concepción digna de la persona lleva a las actuales ideologías, a producir tal desequilibrio social que no se ha conocido en la historia, a pesar de las crisis que se han sucedido periódicamente. Esto lleva a comparar este momento con la época de la caída del Imperio romano, que llevó al cambio de la sociedad. Ante este hecho vamos a observar cómo se superó, con el triunfo de la ideología cristiana.

El triunfo del cristianismo fue fruto del agotamiento de la sociedad de aquel tiempo. Los párrafos que siguen son de la reflexión que hace el historiador Alfred Weber en su “Historia de la Cultura”, donde muestra la función que jugó el cristianismo en la creación de la sociedad occidental. Estudia la caída del Imperio romano, y señala ese momento como aquel en el que el cristianismo entró en la historia de la cultura. Muestra cómo, desde ese tiempo, el cristianismo pasó a ser la ideología que creó la nueva sociedad, porque tenía una idea de la persona que actuó de base de la sociedad que emergía, y es lo que falta en la sociedad moderna, que lleva a identificar a la persona con un conjunto de cédulas, y eso conduce a la desorientación actual.

Debemos considerar cómo fue la consolidación del cristianismo que transformó la sociedad, y compararla con el momento actual: “Si respecto de la difusión del cristianismo nos preguntamos no por sus causas profundas, sino tan solo por su instrumento decisivo, podemos decir que esa difusión tuvo lugar en virtud del carácter y de la esencia de las comunidades. La comunidad cristiana constituía una especie de polo contrapuesto a la ciudad existente, era contrapuesto a las estructuras municipales ya vacías por dentro, que representaban el cuerpo social y político del Imperio romano. Y las comunidades cristianas tenían una gran densidad espiritual y se hallaban provistas de una gran fuerza de atracción y de consolidación, a saber, la ‘caritas’, la cual constituía un activo factor social. Había algo que la Antigüedad pagana no había conseguido llevar a feliz realización –por lo menos la de los últimos tiempos–, a saber, ligar y coordinar al pobre con el rico, a los nobles con los humildes, por el sentimiento de estar todos insertos y trabados en un complejo total, soporte de la vida de todos y que entonces ofreciese a cada cual la ayuda necesaria. Pues bien, precisamente esto es lo que se llevó a cabo en las comunidades cristianas. Mientras que las estructuras municipales del Imperio […] no crearon un contenido espiritual, en cambio cada comunidad cristiana se hallaba inserta sin más, a manera de una célula, en una comunidad. Así, pues, el Imperio, mirado desde su interior, se había quedado como una especie de aglomeración fortuita de estados-ciudades, ligados entre sí tan solo administrativamente, pero carente de espíritu. Por el contrario, lo que constituía el polo opuesto de esas ciudades, a saber, las comunidades cristianas se integraban automáticamente en un todo coherente, que además estaba dotado de la cohesión propia de una entidad luchadora. Y las comunidades cristianas estaban integradas en la totalidad que era la futura totalidad universal. Y por eso las comunidades cristianas resultaban superiores en el conjunto de su fuerza espiritual. Podríamos decir que esas comunidades cristianas constituían como la antiforma, como una especie de anti-Imperio, al cual su propia esencia tenía que suministrarle en aumento los elementos sociales estructurales de su organización particular y muy pronto de su organización total y definitiva”.

Hoy los políticos se empeñan en la destrucción de la cultura cristiana, pero sin una idea de la persona, caminan sin orientación hacia la nada. Las comunidades cristianas, como en aquel tiempo, constituyen una especie de polo contrapuesto a la pretensión de los políticos, y deberían tener conciencia de ello. Podrían disponer de una gran densidad de atracción, si la vida de la Iglesia funcionara como asamblea con toda su espiritualidad, puesto que la política actual no sabe ligar y coordinar al pobre con el rico y a los humildes con los poderosos. Las comunidades cristianas pueden tener la virtud de crear una fuerza que inserte a todos en un complejo total, con la idea de caridad, en sentido original de amor sincero y mutuo de todos. Con el sentimiento de estar todos insertos y trabados como soporte de la vida de todos y si ofrece a cada cual la orientación necesaria.

Cartas

Número de cartas: 45079

Número de cartas en Abril: 95

Tribunas

Número de tribunas: 2033

Número de tribunas en Abril: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador