Nuestro Campo San Francisco
Estimado alcalde de la ciudad de Oviedo:
Me pongo en contacto con usted para interés del bien común de todos los ovetenses. Aludiendo al tema de la renovación de nuestro Campo San Francisco. He dio viviendo en primera persona su continua renovación. Algunos de los cambios han sido acertados y otros no tanto en mi humilde opinión. El parque debe ser estandarte de reunión entre amigos, descanso de la vida ajetreada, juego de niños, comidas al aire libre, búsqueda de soledad, aprender sobre naturaleza, hogar de animales, pulmón de la ciudad... Como bien todos sabemos, nuestros pulmones permiten la vida al intercambiar el gas desecho, CO2, producido en nuestro cuerpo por un gas más vital, oxigeno, así es como creo que debemos entender nuestro amado parque, como intercambio entre nuestras presiones diarias, estrés laboral, discusiones varias, ajetreado día, rapidez por la paz, armonía, silencio, tranquilidad, aire puro, descanso que nos aporta nuestro parque San Francisco.
Por eso creo que como alcalde no debe perder ese último fin y luchar por él cueste lo que cueste. Los parques siempre han sido y serán recogimiento de grandes personas, en sus lindes se han formado y se seguirán formando grandes obras de arte. Por eso mismo le pido como ciudadano de nuestra ciudad vetusta que busque un parque más tranquilo, más natural, con menos cemento humano y mucha más naturaleza. La belleza de un parque no radica en la cantidad o calidad de sus vallas, paseos, fuentes, losas, cemento. Radica en el contraste entre la ciudad y la naturaleza, imprescindible para el buen desarrollo humano de sus ciudadanos. Debemos notar más ese contraste, más árboles, más flora y más fauna; todo sirva de paso sin convertirlo en un zoo, animales en libertad, carteles explicativos y mucho más. Recalco la necesidad de que en un buen parque debe existir el silencio de la bulliciosa ciudad. Un parque con ruido de los coches no es un parque, por eso le pido por nuestro bien que intente la peatonalidad de las calles que rodean el parque. Sea valiente, si me lo permite, un político íntegro debe buscar el bien común hasta el extremo bastante lógico de perder en el camino sus intereses personales y de partido. Un tiempo atrás nuestro parque gozó de frondosidad, recuperémosla y recuperaremos la esencia de nuestra gran ciudad vetusta, que personas como Leopoldo Alas Clarín, San Francisco de Asís estén orgullosos de nuestro parque, mirándolo con ojos pétreos y eternos de estatua. Por último, sin ánimo de la mínima comparación o recelo. El pasado fin de semana he estado en el parque Isabel la católica de Gijón y me he quedado sorprendido de la frondosidad de su esencia, además de múltiples carteles explicativos y un amado silencio que no encontramos en nuestro parque.
Un cordial saludo de un ovetense.
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