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Un plan para el puerto de Tapia

17 de Agosto del 2010 - Félix Martín Martínez (Oviedo)

A años luz de aquel viejo eslogan "... la sonrisa del Cantábrico", que pretendió situar a Tapia de Casariego en el mundo, y ya en pleno siglo XXI, parece más que aconsejable que las actuaciones de este pueblo giren también en torno a modernas propuestas. Nuestro puerto pesquero, y lejísimos también de su inicial función, parece el anfiteatro ideal para que Tapia salga de su letargo y monocromía, asomándose a la altura del turismo actual. Sin otro ánimo que la usgerencia, nos atrevemos a proponer las siguientes actuaciones:

Como escenario inicial, todo parece apuntar la conveniencia de que este espacio portuario prohiba drásticamente la circulación, y por supuesto el aparcamiento de vehículos, salvo los rigurosamente imprescindibles en las tareas pesqueras. A partir de ahí, lo que inicialmente quiso ser un adoquinado de tablero de ajedrez, es simplemente, una desafortunadísima obra de despilfarro, incómoda y peligrosa para los viandantes, y que ya denunciamos aquí ald ía siguiente de su inauguración por el presidente Areces. Una capa lisa de hormigón resolvería el asunto para siempre.

Los dos recodos del espacio conocido por "Entreislas", son apropiados para sendas estancias de recreo y solaz, con la simple instalación de un empedrado en el caso del rincón situado al Este, con la inclinación y desagüe suficiente contra las habituales mareonas del invierno, así como para la instalación de bancos y asientos de granito, en orden por lo tanto con los materiales de los propios diques. El recodo que se asienta bajo El Faro, mucho más amplio, requiere simplemente adecuar su espacio natural de hierba, cambiando el mobiliario antes indicado, por otro de madera. En ambos casos con las papeleras y mantenimiento de limpieza correspondiente. El mirador de "Os cañois", parece el lugar indicado para un gran catalejo que, embutido en un cañón de miniatura, permitiera la contemplación de nuestra costa. Igualmente parece de urgencia, que el Ayuntamiento adquiera las pequeñas parcelas de La Guardia, que a modo de anfiteatro se cuelgan sobre el muelle, y al objeto de habilitarlas como pequeños espacios de recreo público (son privadas, sin posibilidad alguna de edificación), al modo que hemos detallado en los recodos de "Entreislas".

Paralelamente y acorde a los tiempos, nuestro puerto pesquero precisa ofertar su uso para embarcaciones deportivas, previo dragado, y convertido en un tablero de pantalanes. Sobra recordar que por falta de este equipamiento, muchos tapiegos y veraneantes se ven obligados a que Ribadeo sea su destino deportivo, con la consiguiente pérdida de "divisas" para nuestra villa. Independientemente de esta consideración, algunas tradicionales embarcaciones pesqueras podría nperfectamente ser acondicionadas durante el calendario vacacional, para ofertar itinerarios marítimos alrededor de nuestra costa, que a más de un aliciente turístico, sería también una importante fuente de ingresos.

La acera del "pouso" urge ser enlosada, en sustitución de su irregular empedrado, así como rebajar sus escaleras (peligrosísimas), que precisan de una barandilla. Procede por tanto la eliminación del buzón de correos, un estorbo sin servicio alguno. La cara inferior de este "pouso" de piedra que da al mar, precisa a modo de contrafuerte, otra bancada de mampostería, en orden por lo tanto, con la factura de su antigua construcción, y que recorrería todo su perfil, casi hasta el inicio del pasillo hormigonado que va a la Casa del Mar. Se recuerda la conveniencia de pintar cada año (qué remedio), la desafortunadísima barandilla de hierro oxidable, que recorre todo el muelle.

Como novedosa actuación artística, con el único objetivo de servir de icono a la Tapia del siglo XXI, de reclamo turístico, y de emblema de la villa, nos atrevemos a proponer la instalación de dos enormes murales multicolores (a modo de lienzos), el primero de los cuales se ubicaría en el muro que mira a tierra, del espigón superior en muelle de fuera, visible por tanto desde todo el puerto. El segundo de los dosgrandes murales, proponemos se ubique en el faldón inferior de la Casa del Mar (serviría además para minimizar sus horrorosas formas), y que igualmente sería visible desde casi todos los puntos del anfiteatro del puerto. En ambos casos, los mosaicos serían realizados en materiales que garantizasen rigurosamente su perdurabilidad, así como convenientemente iluminados en la noche. Afortunadamente, Tapia de Casariego cuenta con un elenco de artistas de calidad más que contrastada, y que en una tarea programada conjuntamente (tanto de forma, como de contenido), sería el encargado de la obra. Sobra recordar los nombres de Galano, Jomar, Trelles, o Cancio, y no estará demás recordar los no menos sobresalientes artistas comarcales, Méjica (finalista en las propuestas neoyorkinas de la "Zona Cero"), Herminio Álvarez (artista franquino de prestigio internacional), o María Jesús Rodríguez. Cualesquiera de ellos, insistimos, o un equipo de varios, garantizaría una obra que sería un icono artístico y turístico para nuestra villa.

A partir de esta instalación, los murales propuestos servirían de eslogan turístico en todos los soportes publicitarios posibles, vídeos, cartelones, taxis, posters, calendarios, trípticos, pegatinas, anuncios de prensa, o camisetas del Real Tapia. Un libro, de forma didáctica, explicaría su completa elaboración, e incluso objetos de regalo, cerámicas, repostería, ropa deportiva, etcétera, con la patente consistorial correspondiente, revertiría na beneficio de las arcas municipales.

Obviamente, nada de lo que proponemos luciría, sin que la hostelería del muelle, que junto a la hotelería, debería apostar económicamente y colaorar en esta propuesta, se propusiese una completa renovación. Empezaría por la mejor ade sus propias instalacioens, mobiliario, servicios higiénicos, decoración, iluminación interior y exterior, etcétera, así como por supuesto, y no sin la intervención municipal, or la renovación de sus terrazas. El consistorio debería acotar rigurosamente el espacio de cada establecimiento, ordenar la uniformidad de su mobiliario, toldos o sombrillas etcétera, e instar a que sus profesionales aproximasen su atuendo, lo más posible, al pantalón negro y camisa blanca (es decir, dejasen el chándal para el deporte). Sobra recordar la necesidad de regular horarios, y no digamos, los decibelios musicales nocturnos.

Finalmente, nada de esto cobraría sentido, sin la desaparició ndel conjunto de contenedores "cheirando", que a modo de bienvenida, se ubican a la entrada del puerto. Las bolsas de basura, a partir de las 10 de la noche, su recogida diaria (incluidos los sábados, por supuesto), como en las modernas ciudades, son la sencilla solución. Igualmente y a partir del horario de cierre, cada establecimiento debería hacerse cargo de la limpieza de su espacio terracero, cristales rotos y demás, incluido.

No proponemos, en definitiva, ninguna actuación que precise, ni de fondos europeos, ni del Plan Marshall. Simplemente un poco de cordura, sentido de futuro, y sobre todo, capacidad de gestión. Todo ello daría lugar a la Tapia de Casariego que todos deseamos. Salud para verlo y disfrutarlo.

Félix Martín Martín, Tapia de Casariego

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