Manda Barayo
En el occidente de Asturias somos tontos, y además nos tratan como tal. Tras los últimos desastres que hemos padecido no quedan dudas –si es que había alguna– de que somos tontos de remate. Seguimos siendo contribuyentes de primera, con atención de tercera. No tenemos exenciones por estar sin carreteras, no desgravamos nuestro aislamiento, no protestamos ni quemamos mobiliario urbano, no cortamos el tráfico, no insultamos a nuestros representantes, convivimos fácil con cualquiera que nos embobe, y... así nos luce el pelo.
Los que se lo llevan crudo dicen, que ellos «pagan más». Aparte de tontos somos resignados, no nos enteramos de nada, y pudiera decirse que nos da igual todo.
Nuestras carreteras, hasta no hace tanto insuficientes para las dimensiones del actual parque de vehículos, son desde junio trampa automovilística, que por arte del Ministerio de Fomento convierten cualquier tarde de verano, o cualquier fin de semana en aventura, si lo que uno quiere es desplazarse al centro de nuestra comunidad o viceversa. Algunos camioneros, tras una vida en la N-634, ahora flipan cuando gracias al «Bao», para desplazarse al Occidente deben usar el trayecto Oviedo-León-Lugo-Navia.
Huelgan explicaciones. Quizá la única conclusión positiva que podemos obtener de la nueva situación del «Bao» es que las obras de restauración de la normalidad vial no se ejecutan por ser la zona ¡reserva del río Barayo! y nosotros sin enterarnos hasta hace unos días. Menos mal que siempre habrá un Pepe Blanco que nos facilitará todas las aclaraciones.
¡Manda Barayo!
Armando Pérez Álvarez, Vegadeo
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