Que por mayo, era por mayo
Los moradores de esa tierra entre el Éufrates y Tigris –la antigua Mesopotamia, donde hoy se encuentran Irak y el Norte de Siria–, empezaron a contar el paso del tiempo mirando al cielo y a las estrellas. Buena cosa pararse y saber mirar. De su observación atenta de la luna y sus fases, junto a la necesidad de conocer las épocas ideales para la siembra, la cosecha o el almacenamiento, fueron identificando las estaciones, que al relacionarlas con las fases lunares dieron lugar a los doce ciclos lunares cuyos nombres eran los de las principales fiestas religiosas que celebraban. Este calendario inspiró a otras civilizaciones y los primeros calendarios solares aparecieron en Egipto hace 3.000 años.
A nosotros el calendario nos llega a través de los romanos, como tantas cosas. En sus orígenes, con Rómulo, se dividía en diez meses, pero fue Numa Pompilio, su sucesor, quien adaptó el calendario al año solar, añadiendo dos meses más. Finalmente, Julio César fijó el calendario definitivo que se extenderá con sus conquistas por toda Europa, hasta que en 1582 el Papa Gregorio establece el que pasó a llamarse calendario gregoriano, aún vigente.
Empieza mayo, mes primaveral por esencia en el que tuve la suerte de nacer. Y lo hace con el Día Mundial del Trabajo, donde muchos también recordamos a San José Obrero, a quien pide recientemente el Papa Francisco “que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad del trabajo y de la belleza del descanso”.
SUMARIO: Breves notas sobre el mes primaveral por esencia
DESTACADO: Para unos mayo deriva del vocablo latino "majorum", en homenaje a los ancianos; otros atribuyen el origen de su nombre a Maya, la diosa romana de la primavera
Avanza mayo, mes de flores, ¡tantas! Flores que colorean nuestros prados y montañas, trepadoras muchas de ellas por muros y sebes. Rosas de mayo, de olor intenso. Mazos de calas, racimos de originales glicinias u olorosos heliotropos. Mes también de fresas y de kiwis, de nísperos, y de las primeras cerezas y albaricoques.
Para unos mayo deriva del vocablo latino "majorum", en homenaje a los ancianos; otros atribuyen el origen de su nombre a Maya, la diosa romana de la primavera. “Que por mayo, era por mayo…”, romancea aquel prisionero anónimo en los siglos XIV o XV, sabiamente recopilado por Menéndez Pidal en su "Flor nueva de romances viejos". También canta Miguel Hernández en aquel primero de mayo de 1937, donde “mayo es hoy más colérico y potente”.
Aquí en Asturias varias son las tradiciones en torno a este mes que tienen su origen en el mundo celta. Aún pervive por el oriente el ritual de levantar el mayo, donde el día 1 de este mes los jóvenes compiten por levantar el tronco pringado de una sustancia resbaladiza, encintado y floreado en su parte más alta. Tronco previamente cortado, pelado y transportado a la plaza del pueblo cual liturgia ancestral, al son de panderetas. También por esta época se cantaba a las mozas los mayos o romances que ensalzan su belleza.
Y desde el siglo XIII con Alfonso X, al que apodaban el Sabio, mayo es mes de especial advocación mariana, pues invitaba el rey a rogar en una de sus Cantigas, “Bienvenido mayo”. Un siglo más tarde, joyeros de París llevaban a la Virgen un “mayo” o rama de plata adornada con cintas y brillantes. Y es en el siglo XVI cuando un monje alemán escribe un pequeño opúsculo titulado “Mayo espiritual”, primer esbozo del mes de María, extendiéndose esta práctica por Alemania e Italia. Después, con los años, muchos recordarán las flores a María, con canciones alusivas y ramos inocentes de flores silvestres como aval de petición.
Termina mayo, tras treinta y un días de tardo atardecer. Y lo hace regalándonos flores y frutos, aromas y luz, colores y tradiciones, versos y oraciones.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo