Ufaninos versus eterninos
Cuando la prensa escribe "eterninos", imagino que a lo que se refiere es a que somos trabajadores eternamente estafados; digo, por pensar bien; y supongo que las personas que así nos denominan son ciudadanas conscientes de la estafa de que hemos sido objeto por parte de los sindicatos y de las administraciones públicas. Y escribo esto porque lo único que explica nuestra situación es que las administraciones, con la connivencia de los sindicatos, han empleado durante decenas de años a trabajadores con derechos mermados para cubrir puestos necesarios, a sabiendas de que era algo ilegal. Y esto lo sabían desde siempre porque la asociación nacional de funcionarios de carrera lo había denunciado, incluso en los tribunales nacionales, en los que ganaron pleitos entablados contra ofertas públicas de empleo exiguas que no contemplaban las auténticas necesidades de servicio; lo sabían porque mantener empleados sin derechos les ha permitido tratar puestos estructurales como puestos temporales; contratar a media jornada a sanitarias, profesoras y otras despreciadas -despreciadas, sí- especialistas que, "¡total!, lo aceptarán porque sus sueldos son secundarios al de los maridos" -¡Ay! Esas feministas de salón y libros que no se despeinan al idear estrategias para seguir humillando a mujeres en puestos de vergüenza-. Lo sabían y, aun así, cada 31 de agosto cesan a las docentes -cuando el curso termina en septiembre- y fían a la ingenua responsabilidad de estas paradas la resolución -gratis- de las necesarias tareas de recuperación de materias suspendidas en junio. Lo sabían y lo saben; saben que muchos de estos "eterninos" lo son porque no han podido nunca acceder a una oposición que, obviamente, nunca se ha convocado -¿para qué? "Mira qué listas somos que ya los tenemos trabajando, y sin plaza"-; muchos de estos "eterninos" han aprobado, no ya una, sino varias veces, las exiguas oposiciones convocadas, pero no han podido obtener plaza porque en el "concurso de méritos" opositores con menos nota en el examen pero más antigüedad (en eso consiste el mérito, según los sindicatos) les han pasado por delante -¿qué posibilidades hay de aprobar una oposición si la nota de la oposición pondera un 60% y el concurso un 40%?-. Muchos de esos "eterninos" lo son porque los sindicatos y la Administración, mutuamente sustentados en sus respectivos intereses, han creado un limbo de trabajadores ilegales que han exprimido y de los que se han aprovechado, y con los que no tienen, ni tendrán, ningún tipo de lealtad ni responsabilidad. Y ahora, el dato morboso: tengo 59 años y una antigüedad como "eternina" de 5 años; he aprobado la oposición de mi plaza dos veces: la primera con un 9,23 sobre 10 y la segunda con un 6,54 sobre 10; tengo compañeras de oposición que obtuvieron plaza en esas convocatorias con un 5 en la fase de la oposición, así que no vale la pena seguir intentándolo sin puntos de antigüedad que ya no obtendré y sin apenas plazas convocadas. Dejé mi anterior trabajo -25 años de carrera profesional- para acometer, con una gran ilusión, este otro, para el que me preparé estudiando una segunda carrera mientras trabajaba y realizando numerosos cursos de especialización. No soy la única; conozco a muchos profesionales cualificados que tras una larga carrera profesional decidieron un día cambiar de trabajo y poner al servicio de lo público su experiencia y conocimiento. Ahora, la mayoría nos vamos a ir a la calle; va a ser así, sin remisión; somos los "eterninos" de usar y tirar de los que algunas personas, desde su soberbio pedestal, hacen mofa y escarnio, ya ven; se ríen de nosotros cuando lo único que hemos hecho es ser fieles a nuestro compromiso con lo público. Yo ya no me creo ningún proyecto de futuro; esto va cuesta abajo y sin frenos. Por mi parte, sé que mejor o peor saldré adelante; tengo la piel dura y no necesito mucho para vivir; pero ¿y nuestro sistema? ¿Podrá soportar en la gestión de lo público a unos "ufaninos" tan incompetentes, cínicos, sordos y abusivos por mucho más tiempo?
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