Resultado
Es fácil ponerse del lado de quien sufre maltrato; somos humanos y el que más y el que menos empatiza con la desgracia ajena. Los juicios populares, que son los mismos que los juicios televisivos, tienen por labor entretener a su público para dar de comer a sus trabajadores y a los de las empresas anunciantes, pero no aportan nada consistente ni legal que permita aclarar un tema tan delicado. Miren ustedes si el tema es delicado que tras la exposición televisiva del caso, sin ningún control, se produce un hecho muy triste: aparecen más de 500 carteles en las inmediaciones del colegio donde estudia la hija de Antonio David Flores, tachando a su padre de maltratador; esto no es consecuencia de un proceso judicial anterior que llevó con rigor y sensibilidad el tema en cuestión, sino de un proceso televisivo al que no importó absolutamente nada esa niña. Si antes no apareció la Fiscalía General ni el Defensor del Menor, no sería esta una mala ocasión para que lo hicieran.
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