Urge recuperar los botellones (cuando la situación sanitaria lo permita)
Las imágenes son desoladoras. No tienen justificación ni razón alguna cuando, con el ritmo de vacunación actual, nos encontramos a solo unos meses de recuperar la tan ansiada normalidad. Pero hay un trasfondo que lleva tejiéndose desde hace bastante tiempo y con anterioridad al coronavirus: recuperar las calles. Recuperar aquellos espacios de encuentro que no estén limitados por un aforo, una forma de vestir o la más dolorosa de todas las limitaciones: el dinero.
Si urge recuperar los botellones en cuanto la situación sanitaria lo permita es porque urge recuperar las plazas y los parques, las cervezas que desfilan de boca en boca o pedir hielos a unos desconocidos y terminar compartiendo impresiones de la Superliga y la situación política del país. El mundo se arregla siempre en una barra de bar, no hay duda de ello, pero las barras de los bares y los bancos del parque no han de estar reñidos, pueden ser compañeros de tarde y de noche. Y entonces, ¿una vez superada la pandemia y tomadas de nuevo las plazas ya habremos resuelto los grandes problemas del ocio juvenil?
Fui adolescente en Asturias cuando la edad legal para consumir alcohol era de 16 años y con 14 y 15 te veías obligado a intentar burlar la norma a cambio de un litro de calimocho o una copa de vodka negro con lima, y no creo que en el resto de regiones del país fuera muy distinto. Aprendemos a socializar, sin padres ni demás autoridades, con el alcohol como causa y finalidad y esos ensayos ya difícilmente se olvidan.
Cuenta Manuel Jabois en "Manu" (ed. Pepitas de Calabaza) que siempre que queda con alguien en un bar es para beber, que para qué van a quedar si no. Y para quien prefiere entender el mundo con una escena de los "Simpsons", recuerdo el famoso brindis de Homer: "¡Por el alcohol! Causa y a la vez solución de todos los problemas de la vida".
Puestos a beber, al menos que podamos también socializar, en espacios abiertos e inclusivos.
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