Los efectos de sobredimensionar la densidad de especies de caza
Por opiniones que se suponen estén bien formadas se ha dicho no en pocas ocasiones que resulta del todo innecesario por improcedente, sostener una abundante o excesiva población de animales de caza mayor en libertad sobre terrenos cinegéticos de régimen especial (cotos y reservas de caza, zonas de seguridad, etc.) puesto que sería la consecuencia directa de que se produjese un efecto devastador en bosques y montes forestales, además de otras consecuencias, tales como perjuicios en el sector primario e irrupción en las calzadas, provocando accidentes de tráfico.
Un problema de tales dimensiones, no resuelto con eficacia, es siempre motivo de no haber controlado debidamente la demografía de estos animales silvestres para adaptarla a los recursos naturales que el medio le pueda aportar. En este sentido, no ha estado libre Asturias de haber padecido la deficiente operativa de este peligroso método. Sucedió en la Reserva Regional de Caza del Sueve, 8.112 hectáreas, con la determinante autocomplacencia (nunca bien entendida; cierto que tampoco explicada con palabras perceptibles) de la Administración regional de aquel tiempo, aún no muy lejano, empeñada en una actuación que es de suponer tenía más de prejuicios ideológicos que un ejercicio de realismo, en donde una sobredimensionada densidad de gamos, que la sabiduría popular cifraba en el orden de 1.500 ejemplares, se movía en aquellos parajes desorientada y desesperada en busca de refugio y comida.
Al respecto pudiera resultar interesante para el lector hacer un poco de historia, aunque sea a grandes rasgos, según noticias que nos ha transmitido el ilustre doctor ingeniero de montes D. Rafael Notario Gómez, fallecido (ingeniero jefe que lo fue durante el período 1960-70 de la 8.ª Región de Pesca Continental y Caza-Asturias y Santander) de tan gratísimo recuerdo a decir de muchos de los cazadores y pescadores asturianos de aquel tiempo, debido a la gran eficacia de su trabajo en la gestión y ordenamiento cinegético y en la pesca de los ríos en nuestra Comunidad.
Nos deja dicho Notario que, sucedió en la mencionada sierra, donde el gamo, ha logrado únicamente aclimatarse después de varios intentos de introducirla en distintos puntos de Asturias (el primero se produjo en 1955, con la suelta de 11 ejemplares, en el coto Piloña-Nava, que gestionaba la tristemente desaparecida Sociedad Astur de Caza), sin haber obtenido resultado positivo alguno. Con posterioridad, pasados casi un lustro, otra vez la citada sociedad que no daba nada por perdido, con machacona insistencia, gestiona otro intento en el Principado, procediendo a la suelta de 50 ejemplares adultos en lo cotos de Carombo-Río Melón (Amieva) y Sobrescobio de la que era concesionaria, con otro nuevo fracaso.
No sería hasta 1960 con una tercera repoblación en Navia, Luarca y el Sueve, con 100 ejemplares, también adultos, de igual procedencia que los anteriores (Bosques de Riofrío-Segovia), cuando solamente se pudieron apreciar excelentes perspectivas de futuro en orden a consolidar su densidad y aumento en la citada sierra. El 31 de mayo de 1966, se constituía la Reserva Nacional de Caza del Sueve. Los primeros permisos de caza autorizados (13) fueron expedidos entre el 12 de octubre y el 16 de noviembre de 1969. En aquel tiempo, según noticias ciertas que se tienen, la Reserva ya apuntaba buenas maneras en cuanto a cantidad y calidad de trofeos de este cérvido.
Una vez reducido el desproporcionado nivel poblacional de este animal que tanto perjuicios ocasionó en todos los sentidos (estabilizado en cifras oficiales hacia los 500 individuos), recuperado en gran medida, el equilibrio flora-fauna, la Reserva (hoy llamada Reserva Regional de Caza del Sueve) se ha consolidado no solo en una magnífica referencia para cazadores asturianos, del resto de España y distintas nacionalidades, deseosos de lograr un buen trofeo de esta especie, sino que también para senderistas y montañeros que recorren un entorno natural privilegiado, lleno de grandes y llamativas panorámicas, que adicionalmente les faculta contemplar y poder plasmar en sus objetivos, con gran facilidad y frecuencia, la silueta altiva de gran belleza de este cérvido en pleno uso de sus facultades y libertad de movimientos.
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