El romanticismo y Dios
“La relación perfecta (mujeres/hombres) consiste en hablar como los mejores amigos, ‘tontear’ como niños, discutir como casados y protegerse como hermanos”. Paulo Coelho.
Este concepto: el romanticismo positivo, con minúscula, se refiere al sentimiento, afianzado en el corazón sobre la belleza e importancia de las cosas, que se traduce en sentimientos, pensamientos, expresiones, etcétera, del cotidiano vivir, pero que marcan positivamente nuestras vidas.
Es por ello que varias ministras social-comunistas quieren hacer desaparecer lo positivamente romántico del acervo formativo de nuestros niños y jóvenes. Así desde un bonito piropo entre chico-chica como: “Tus ojos me recuerdan el limpio Cielo” o “A tu lado me siento cerca del Paraíso”, hasta el tremendo respeto entre jóvenes disfrutado en mi juventud, que suponía el pasarlo muy bien, estando, frecuentemente en verano, mucho tiempo juntos, sin pretender entre nosotros más que la cercanía y divertimento juntos: guateques, excursiones, merendolas, romerías, etcétera, y que fue el comportamiento general que muchos tuvimos la suerte de vivir. Esto suponía que se vivía en la realidad de las relaciones mujer/hombre, lo que habíamos aprendido en casa y de aquellos que, con denuedo, se esforzaron en nuestra educación.
Ese propósito enfermizo, y que algunas de ellas llaman antifeminismo, como las acólitas de Sánchez (seguidoras de un sanchezismo pertinaz) pretenden desterrar del sentimiento y formación de los jóvenes, tanto en la escuela como en las relaciones sociales, e incluso penar legalmente, solo demuestra un resentimiento de lo perdido en aras de no sé qué “libertad”, y un ataque a la misma libertad de quienes pensamos que las ideas de Cristo tienen razón y nos oponemos a un nuevo diseño del mundo NOM. Todo sin demérito de los que pensamos que una evolución racional tiene sentido y debe apoyarse, pero sin menoscabo de la tradición.
Espero que esta ola de sin sentido sea más efímera de lo que parece, la última palabra no está en manos de los manipuladores. No nos demos por vencidos y sigamos luchando por hacer conocer que hay quien piensa de manera diferente a lo que ahora se llama “moderno”. Eso que podría terminar acabando con el matrimonio/familia, respeto a la vida, amor, verdad, justicia y honor.
Que, pensando humildemente, es lo querido por Dios.
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