Eurofracaso
Esta semana se celebra una nueva edición de Eurovisión, y España se encuentra ahora mismo cerrando la lista de países en las casas de apuestas. Vaya presagiando un fracaso parecido al de los últimos años.
El murciano Blas Cantó tiene poco que hacer porque, aun teniendo talento, TVE no apuesta por el festival. Eso se acaba transmitiendo también a la sociedad, porque muchos españoles ya ven la cita como anticuada o poco seria, mientras que en otras regiones europeas es todo un evento de Estado.
Suecia, por poner un ejemplo, organiza cada año una preselección que dura semanas para elegir el representante, y las galas televisadas por el ente público sueco llegan a alcanzar audiencias de hasta el 80% de share. Unos programas que, además, utilizan unas técnicas de realización que en nuestro país no estamos acostumbrados a ver.
Lo peor de todo es que la dejadez de Televisión Española, que trata este gran producto televisivo como una cosa residual, contrasta con la gran cantidad de fanáticos de Eurovisión que hay en España, uno de los territorios con más “eurofans”, que se echan las manos a la cabeza año tras año al ver el resultado de la desgana de TVE.
Se le podría sacar mucho rendimiento al festival desde meses antes de su celebración y conseguir mejorar su imagen, y si no solo hace falta mirar hacia Europa, como a menudo tenemos que hacer.
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