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¿Falta de responsabilidad social o problema de educación?

19 de Mayo del 2021 - Fernando Gabarró Carrascosa (Barcelona)

Desde que ha finalizado el estado de alarma estamos viendo un sinfín de fiestas y botellones. Las calles y las casas se llenan de gente con ganas de consumir alcohol, poner la música a máximo volumen y olvidar todo lo que viene pasando en el último año. Sería maravilloso si el virus hubiera acabado, pero no es el caso. Aunque se hayan dado pasos adelante, ni mucho menos se ha ganado esta batalla. Los enfermeros siguen luchando a diario para salvar vidas, las familias siguen sufriendo y la sociedad continúa pagando los efectos de esta desgracia sanitaria.

El porcentaje de personas con este tipo de comportamiento no es elevado, pero sí es lo suficientemente alto como para poner en riesgo al resto de ciudadanos. Por eso, la pregunta es necesaria: ¿todas estas personas carecen de responsabilidad social o se trata de un problema de educación? Seguramente sea una mezcla de ambas. Los adultos somos un fiel reflejo de lo que hemos vivido durante la infancia y la adolescencia. Somos nuestras experiencias y vivencias, y también somos la educación que hemos recibido.

Las situaciones del día a día a las que no le damos importancia van formando la personalidad del niño o la niña que un día será adulto. Tanto en los colegios como en los hogares, el castigo y la prohibición están a la orden del día. Hasta el punto de que en ocasiones se pierde el foco de lo realmente importante: educar. En la mayoría de casos, el castigo y la prohibición son una manera rápida de acabar con un conflicto. Sin embargo, como diría el refrán español "pan para hoy, hambre para mañana", el problema se esconde, pero no se resuelve.

Al día siguiente, ese niño o niña cambia de comportamiento para evitar el castigo, pero no por haber entendido las consecuencias de su comportamiento. Sin castigo, el comportamiento se repite. Y así hasta llegar a ser adultos. El castigo es una herramienta para situaciones límite, pero no es educación. En caso contrario, la falta de responsabilidad de algunos es culpa de muchos.

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