Por qué ocultar el segundo apellido
Nos vamos a referir a la tendencia a ocultar por parte de los hijos el apellido de la madre, algo que nosotros rechazamos de plano. Evidentemente no es de ahora, siempre nos ha llamado la atención que autores/as de artículos y/o escritos tan solo firmen con el primer apellido. No sé yo por qué tenemos que parecernos a otros países, por ejemplo, Alemania, que tiene la fea costumbre de ocultar el segundo apellido, el de la madre. Si la sociedad en general se les otorga un papel preponderante a las madres en la vida de los hijos, porque realmente lo tiene, pues son las que los gestan y viven su desarrollo en el interior de sus entrañas durante nueve meses, al fin al cabo el hombre/padre aporta muy pocas cosas. Nos parecen razones más que convincentes. Por eso nos extraña que las feministas no ataquen ese frente en su lucha por la igualdad. Creemos que no se han dado cuenta aún.
Sumario: Sobre la inclinación de los hijos de obviar el apellido materno
Y como nosotros acostumbramos a predicar con el ejemplo, siempre firmamos con los dos apellidos como se puede venir comprobando desde hace muchos años en mis artículos publicados a través de LA NUEVA ESPAÑA. La anécdota sucedió en el salón de actos del RIDEA. Tras la presentación del libro de Juan L. Álvarez del Busto, cronista de Cudillero, mientras hacíamos cola para la firma del libro, charlábamos el psiquiatra doctor Bobes y el cantante de Candás Pipo Prendes. Ellos me decían que con mi original primer apellido no me hacía falta utilizar el segundo (Fernández). A lo cual que yo les contesté, que toda mi vida utilicé el segundo apellido, o sea, el de mi madre, por aquel estribillo: “Madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle”. Y añadí, por último, que, si algún día comprueban que en mi firma no aparece el Fernández, es decisión ajena a mí.
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