Libertad
“Libertad, libertad, sin ira, libertad, guárdate tu miedo y tu ira, porque hay libertad, sin ira, libertad, y si no la hay, sin duda, la habrá”.
Nunca me pude imaginar que una palabra que significa tanto se la pudiera prostituir hasta tal punto que su significado se redujera a tomarse una caña. Semejante estupidez es, sin duda alguna, mérito de quien manipuló conceptos en beneficio propio y, por supuesto, de aquellos analfabetos que aceptaron esa interpretación como realidad y verdad única.
Siempre ocurre lo mismo, y aquellos que menos aprecio manifiestan por este concepto son quienes más la usan. Hace unos días Casado publicaba un tuit en donde afirmaba: “En Madrid quien quiere puede ir a los toros y quien no quiere ir no va. Eso es libertad”... La frase, sin duda alguna, revela su capacidad de expresión, entendimiento y comprensión, porque, más que libertad, yo lo definiría como afición, hobby, gusto, y si me agarro a este último concepto, apostillaría: “Por cierto, de muy mal gusto”, porque, personalmente para mí, disfrutar con el sufrimiento de un animal es algo impropio de humanos, pero allá cada uno con sus inclinaciones y conductas. El caso es que, al igual que nos vendieron las cañas, nos vendieron los toros, acuñaron el sello de Libertad Pepera y se quedaron tan satisfechos.
El señor Casado, en particular, y el Partido Popular, en general, tienen un grave problema, se llama cinismo, porque, si se les olvidó, voy a recordárselo yo. Allá por el año 81, ustedes se opusieron a la ley del divorcio, cuando lo único que recogía esta ley era la libertad de rescindir un acuerdo entre dos personas que habían contraído matrimonio. Posteriormente se opusieron a la libertad de que una mujer violada pudiera abortar, porque para ustedes lo más digno para quien sufre semejante trauma es perpetuarlo para el resto de su vida. Votaron en contra de la ley de Eutanasia, a sabiendas de que con ello estaban coartando la libertad de una persona para decidir sobre su vida. Se opusieron a reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, es decir, a la libertad de que dos personas del mismo sexo puedan formar una familia y gozar de los mismos derechos que una familia “hetero” (permítanme el inciso: ¿recuerdan la manzana y la pera de Ana Botella?... Me gustaría haber visto la cara de Maroto). ¿Recuerdan cuando Rajoy daba ruedas de prensa a través de un plasma? ¿Les suena el concepto de libertad de información? ¿Recuerdan la ley Mordaza? ¿Qué me dicen de la libertad de expresión, de información y de reunión?
Repito, engañan simple y llanamente a quienes se dejan engañar, o a esas personas a quienes la sesada les funciona intermitentemente, y la señorita Isabel Ayuso es un claro exponente, porque cuando afirma que el fascismo “es el lado bueno de la historia” yo me pregunto qué clase de educación recibió en el colegio, o en su casa, y cuando el Ayuntamiento de Madrid retira los 2.937 nombres de personas represaliadas por el fascismo, y se borran los versos de Miguel Hernández en el cementerio de la Almudena, me imagino que eso es porque su concepto de libertad se reduce a proteger los privilegios de dictadores y asesinos en detrimento de quienes no tuvieron oportunidad de recibir un juicio justo y se les privó de la libertad y de la vida.
Una frase de Juan Pablo II define a la perfección lo que ustedes no quisieron entender: “La libertad no consiste en hacer lo que nos gusta, sino en tener el derecho a hacer lo que debemos”... ¿Van pillando el concepto?
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